“Explora la historia real sobre cómo Dick Cheney, un callado burócrata de Washington, acabó convirtiéndose en el hombre más poderoso del mundo como vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush, con consecuencias en su país y el resto del mundo que aún se dejan sentir hoy en día”. Filmaffinity.
Cuando
Donald Rumsfeld fue interpelado por la pregunta de un periodista acerca de cuánto
iba a durar la guerra del golfo, respondió bajo una sonrisa sarcástica con un
lacónico, “no lo sé, quizá para siempre”. La originalidad de una película, más
por su forma y manera de contar las cosas que por el fondo, aunque este sea lo
más relevante y consustancial a su argumento, presenta el inicio del fin de lo
que podría ser la recta final de Occidente, Estados Unidos a la cabeza con su
errónea y fatal política internacional a raíz de la presidencia del clan Bush.
Lo que vendría después de los hechos narrados, se significaría en una pérdida
de la hegemonía mundial, en detrimento del nuevo mundo multipolar, basado en la
reestructuración interna de Rusia y el auge económico de China, hasta llegar al
actual enfrentamiento económico entre EE.UU. y el país asiático, entre la total
ausencia de una Europa en decadencia y tambores de una nueva guerra mundial.