domingo, 17 de septiembre de 2023

Eduardo Dato


            Marx publicó en 1867 el primer volumen de su obra “El capital”. De la irrupción de las guerras napoleónicas en contraposición con el Antiguo Régimen, y de la adopción de las ideas ilustradas frente a la tradición, se pasó en apenas unas décadas a una transformación insólita en los albores del siglo XX. El sindicalismo, los movimientos obreros, el socialismo o el sufragismo tiñeron el escenario social de caos y, en no pocas ocasiones, con la sangre de sus víctimas, al tiempo que sembraron de temor el orden social mediante su acción revolucionaria Así las cosas, no fue una conquista social, sino una concesión de la aristocracia la que determinó la entrada de la protección de los trabajadores en 1884 de la mano de Bismarck, convirtiendo a Alemania en el primer país del mundo en tener un sistema de Seguridad Social. En EEUU, fue Roosevelt quien hizo lo propio al afrontar la introducción de medidas de carácter social en el país, pero no fue hasta 1942 cuando otro aristócrata, esta vez Churchill, encargó a Beveridge, lo que hoy interpretamos como un ingeniero social, la elaboración de lo que en uno de sus primeros informes denominó el Estado de Bienestar. Beveridge, al frente de la London School of Economics para acometer su labor, fue elevado a la nobleza en favor de su reconocimiento y premiado con su ingreso en la Cámara de los Lores. De nuevo, en España, no fueron las fuerzas progresistas quienes trajeron el proteccionismo social, sino que otro conservador, Eduardo Dato, fue quien creó el Ministerio de Trabajo y la primera legislación sobre la “cuestión social”, al aprobar en 1900 las leyes de accidentes de trabajo y de regulación del trabajo de las mujeres y los niños.

jueves, 7 de septiembre de 2023

Juan Antonio Suanzes

 

    El cerebro y padre fundador del Instituto Nacional de Industria (INI), Juan Antonio Suanzes, en varias ocasiones nombrado ministro, sentó las bases para la creación de impulsos industriales en los principales segmentos estratégicos, contribuyendo de forma más que notoria al desarrollo, no sólo económico, sino también social, en la construcción y edificación de la clase media. Las empresas creadas por aquel entonces, llevaron a la primera línea mundial a España en la capacidad de producción y calidad de sus astilleros, así como en la creación de la industria que abastecería al país en su demanda de gas, electricidad, petróleo o minerales. El acero y el aluminio, o los sectores automovilístico y de aviación, se vieron elevados a su máxima realización en empresas o compañías, como IBERIA, que forman ya parte del sello de la economía nacional española.

 

Lugares comunes

 

Fernando Robles es porteño, ya ha cumplido los sesenta y es profesor de literatura en la universidad. Enseña a enseñar. Lleva toda la vida casado con Liliana Rovira, española, que trabaja como asistente social en barrios marginales de Buenos Aires. Se quieren, se respetan, son leales. Nunca se aburren estando juntos, les gusta estar solos. Se conocen profundamente, se aceptan, se pelean sin odio, se divierten. Son amantes, socios, amigos, cómplices. Ninguno de ellos concibe la vida sin el otro. Tienen un hijo, Pedro, casado y con dos hijos, que tiene un buen trabajo en Madrid, donde vive en una urbanización de clase media acomodada. Ambos sobrellevan con esfuerzo y resignación las ausencias, las privaciones, la incertidumbre del futuro, la falta de proyectos, la desesperanza. Pero el mundo plácido y reflexivo de Fernando se ve profundamente alterado cuando recibe sin previo aviso la comunicación oficial en la que le informan de su jubilación forzosa, un hecho que va a cambiarle la vida”. Filmaffinity. 

Al margen de cualquier apreciación ideológica de una película enclavada en el realismo de una crisis definitiva en lo económico y social, bajo el paraguas de la ausencia de todo Estado o, si se prefiere, de la presencia del Estado corrupto y ajeno a las reclamaciones sociales, el tinte de romanticismo impregnado en la apariencia de su opuesto, el racionalismo ilustrado, convierte la ardua tarea de la pretensión de ser escritor en un viaje iniciático a través del curso del papel impreso con los primeros rasgos de lo que puede convertirse en una novela, que da curso a los mejores diálogos y momentos del relato cinematográfico. El abandono de la ciudad, y la conversión del mundo rural en el subterfugio del naufragio que da paso a una nueva vida, quizá mejor, culminan el renacer del modus operandi de un estilo de ser incólume a las circunstancias.