sábado, 17 de junio de 2023

Teatro, psicología y artes marciales


    Si bien la consumación de la consecución de los altos grados de las artes marciales, conlleva el conocimiento técnico para desarrollar las destrezas necesarias y reunir las habilidades suficientes para el combate, la mente necesariamente puede no estar desarrollada a la misma altura y, por ello, es susceptible de la potencialidad de caer en la no superación del miedo interior o las limitaciones impuestas por sus propios fantasmas.

    El teatro puede verse desde una perspectiva recreativa o simplemente ociosa, aunque su origen mismo delata la trascendencia de su propia naturaleza respecto a una simple actividad de distracción.

     El actor, al igual que el artista marcial, debe superar el pánico escénico y controlar su mente para transmitir al espectador un mensaje que, a su vez, repercutirá en la propia psique del receptor. Se produce así un efecto terapéutico, fruto de la propia teatralidad de la representación de la obra escrita a la intemperie de la imaginación de un escritor.

     La ejecución grupal de un kata, la puesta en escena de la teatralidad de una representación y la psique del artista marcial, la del actor y la del espectador se unen así en el ejercicio de una actividad coordinada y terapéutica al mismo tiempo, a la vez que disciplinada en sus vasos comunicantes, bajo el ejercicio de la manifestación del lenguaje no sólo verbal, sino no verbal, como vehículo trascendental de la manifestación de la verdadera y trascendente conciencia liberada de sus propios anclajes.

domingo, 4 de junio de 2023

Explotación laboral

  

  

 “Volvían por las noches con las manos vacías, extendíase con gran vehemencia sobre la calamidad que representa el hábito de la pereza y la ociosidad, e inculcábales la necesidad de una vida activa, enviándolos a la cama sin cenar”. Oliver Twist", Charles Dickens.

    La pobreza, pero, sobre todo y, antes que nada, el miedo a no tener nada y, vivir bajo la condena de tener que hacerlo a expensas de carecer de todo, hace que la persona se aferre a aquello que, a sabiendas de que sea injusto o inmoral, pueda mantenerla con vida, aunque sea consciente de su situación y de la explotación a la que pueda verse sometida. Si bien, parecía que las conquistas liberales habían formalizado, o constitucionalizado para ser más exactos, los derechos y libertades del individuo, no son sino sus reglas económicas las que, bajo el paraguas de un ordenamiento jurídico, supuestamente garantista, viola las leyes laborales en el seno de sus empresas y en el juego del mercado, sumiendo al trabajador en horarios que superan con creces la jornada laboral máxima permitida o condenándolo a subsistir con salarios que impiden el acceso a los más elementales bienes o servicios, capaces de asegurar una vida digna.