martes, 30 de abril de 2024

Estado


   Si algo ha caracterizado el denominador común de cualquier época, es la existencia de sujetos de primer orden en el terreno geopolítico, así haya sido la denominación de sus formas de gobierno, ya hablemos de imperios, monarquías o repúblicas. La forma externa de organización no ha vaciado de contenido o añadido ningún valor al hecho mismo de la ostentación del mencionado carácter hegemónico. La primacía del poder de cualquier potencia mundial, eso sí, se ha sustentado sobre la existencia de un Estado fuerte. Cuando dicha realidad se ha hecho presente, y el predominio del poder ha recaído sobre gobernantes centrados en el bien común, que han dejado hacer a mentes privilegiadas, delegando sobre sus espaldas la innovación y creación de nuevas realidades, la sociedad ha alcanzado su máximo nivel de desarrollo posible.

 Hoy, vivimos el desmontaje de ese principio sustentador de toda sociedad como es el Estado, arrebatado de la posibilidad de trabajar para la construcción y edificación de la sociedad. El poder real, que no es otro que el financiero como eje vertebrador del económico, encarnado en las grandes corporaciones, ha colonizado las instituciones públicas para hacerse servir de su influencia en beneficio de sus propios intereses. El resultado obvio, no es otro que el desabastecimiento de los servicios esenciales para atender las necesidades básicas de la ciudadanía y la división social de todo orden.


domingo, 21 de abril de 2024

De Gaulle


  El gran estadista francés, concebía la Europa de occidente como una “agrupación política, económica, cultural y humana, organizada para la acción, el progreso y la defensa”. Era, por tanto, defensor de una Europa de las patrias vehiculada mediante la autonomía de los Estados.

  Frente a la posición francesa tras la II Guerra Mundial, en el país vecino, Alemania, Adenauer hacía resurgir de las cenizas a la nación germana no sólo para sumirla en un referente continental como soberanía propia, sino para consagrarla al gran proyecto globalista de la Unión Europea.

  El tiempo no ha hecho sino resurgir la figura del general que rescató a Francia, no sólo como referente de una época; quizá ya extinta en valores, pero aún cercana en la distancia; sino como una ecuación todavía servible en el escenario de una Europa fragmentada, carente de soberanías nacionales, extirpada de su cultura, hundida en la crisis económica, sometida a los intereses meramente atlantistas, cuando no escenario propio de sus disputas y abandonada al riesgo cada vez más cercano de otra conflagración de corte nuevamente mundial.

jueves, 18 de abril de 2024

Oposición


  "La libertad es un modo de vida y de sociedad que nos hemos dado en la Comunidad de Madrid". Isabel Díaz Ayuso.

  Si algo ha demostrado el tiempo a su paso inexcusable por el andar del liberalismo, no es que tal sistema sea o constituya un balance o equilibrio entre los diferentes poderes, sino que se da, de motu proprio, bajo el prisma en la práctica de una alternancia en el gobierno y, de cuyo juego, a priori, participan fuerzas aparentemente contrapuestas que terminan simplemente convergiendo en un elenco de matices, con más puntos concomitantes que diferencias reales entre sí.

  Frente al régimen de corte socialista imperante, todo él bajo el dominio inevitable del entramado de los grandes conglomerados empresariales y las finanzas, la oposición no constituye sino más de lo mismo, al reivindicar su parcela privativa en el reparto de las ganancias que a modo de rédito el juego del propio sistema distribuye, bajo el paraguas de los mismos principios, valores y agenda que dicta el poder dominante. Think tanks, como la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, proclaman a los cuatro vientos las bondades de la libertad política, económica y de pensamiento, o valores como la libertad y la democracia como pilar del Estado de derecho.

  El resultado en el análisis práctico de la rectoría de la Comunidad de Madrid, sirva como ejemplo, como oposición al socialismo imperante en su asociación con el populismo de corte abiertamente de clara ideología comunista que gobierna la nación, y para más inri bajo la libertad de los pregoneros de la libertad misma, valga la redundancia, ha dado como resultado en la vida cotidiana y bajando al terreno de lo concreto, la especulación inmobiliaria que no ha hecho sino evolucionar el precio de la vivienda hasta provocar niveles inaccesibles para los jóvenes e inalcanzables para la mayoría de la población, y restricciones a la circulación y a la movilidad que han limitado el sentir libre de poder circular por la capital de España.

  Libertad truncada de movimientos que afecta a las personas pero no a los capitales que representan los grandes fondos de inversión como BlackRock, Vanguard y Norges Bank, que se han convertido en los nuevos dueños de la banca española, las empresas estratégicas, las viviendas o los centros de educación a todos los niveles y que son los responsables de que tales limitaciones y restricciones se extiendan además, a los servicios esenciales de la ciudadanía, como la sanidad, ámbito en el que se ha provocado el cierre de las urgencias o miles de camas en hospitales públicos, creando una larga lista de espera de personas para realizarse pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas.

  Por si fuera poco, con lo hasta aquí mencionado y, en este contexto de alarde de libertad presumida, uno de los partidos del sistema, como es Vox, ha denunciado públicamente la existencia de adoctrinamiento en las aulas de Madrid, en una clara vulneración de lo que supone el derecho a la libertad de educación. Madrid está a la cabeza del ranking de privatizaciones y liberalizaciones que ha creado un sistema que pretende privatizar hasta el medioambiente y los servicios públicos, bajo la creación de un modelo que ya sufre el rechazo de la población y que responde a la capacidad adquisitiva como único medio de acceder a una educación, sanidad o vivienda de calidad, al margen de las colas del hambre que baten récords en la Gran Vía, y que presume de una libertad bajo la atenta mirada de más de dos mil cámaras de vigilancia que graban a los ciudadanos cada vez que utilizan un cajero, caminan por el centro de la ciudad o compran en un supermercado.

sábado, 13 de abril de 2024

Régimen

“Sánchez se reúne en secreto en Moncloa con el mayor especulador del mundo: George Soros”. Okdiario.

        El perfil xenófobo del independentismo catalán, que no representa sino a la escasa mitad de Cataluña, habida cuenta que el treinta por ciento de su conjunto es depositaria del resultado de la inmigración, sumado al independentismo vasco de anquilosada raíz de tinte racista, se han convertido al unísono en la llave de la gobernabilidad de España de la mano de un gobierno globalista, que sirve los intereses de una élite de marcado corte financiero, bajo el paraguas de un supuesto obrerismo, atento al significado vacío de contenido de las siglas del partido en el poder, que no tan sólo en el gobierno, de la mano de un régimen que ha sido construido bajo la batuta de la última Constitución.

No son pocas las voces autorizadas que han denunciado la demolición del partido socialista desde sus más íntimas entrañas. Atomización, que ha convertido a su líder en el dueño absoluto del aparato que dirige el timón del puño y la rosa y, que además, gobierna de forma cada vez más distante del juego democrático el país, por mediación de un claro y más que evidente vaciado de contenido del Parlamento español, que redunda en el gobierno al margen de cualquier posible discusión parlamentaria, reduciendo la legislación al puro decreto, ejerciendo el control directo de las instituciones públicas, la extensión de la influencia en el poder judicial, y la censura de los medios de comunicación, cuando no su directa batuta por la vía de la publicidad institucional.

El patrón no es nuevo, sino significativamente similar al ya visto tantas veces en otras latitudes, como en el sur del continente americano, donde los sucesivos regímenes de corte comunista han llegado al poder para, aprovechando las constituciones en vigor, reformar desde dentro el país de turno para convertirlo en un régimen de dudosa legitimidad democrática, cuando no de una auténtica dictadura revestida de entrecomilladas libertades, al servicio de un grupúsculo al frente del gobierno que no ha hecho sino esquilmar la riqueza del país que ha gobernado, repartiendo entre los suyos los puestos clave, antes de reducir a la población al más férreo y absoluto control, para sumirla después en la más absoluta e ignominiosa miseria material y moral.