lunes, 24 de agosto de 2020

Nosotros

   “Pero antes que las armas, probaremos la palabra”. Zamiatin.

   Evgueni Zamiatin, publicó en 1924 una novela, “Nosotros”, antesala de "1984" de Orwell y “Un mundo feliz” de Huxley. Emulando el cultivo de hortalizas, abejas o peces, la puericultura aparece en la obra, descrita como un objeto de control social, aludiendo a la justificación de que ningún filósofo ha conseguido sistematizar la ética científica.

   Tras una guerra aniquiladora, a la que tan sólo sobrevive un porcentaje mínimo de la población, el plan de dominación mundial somete al amor y el hambre. Un Estado Único, evolución lógica de la eliminación y superación de las naciones, el comercio o la guerra, se ocupa de las personas, que son meros números, carentes de libertad y sometidos al ojo de los Guardianes, sin otra privacidad que las paredes trasparentes a la vista de todos.

viernes, 7 de agosto de 2020

Sociedad de la energía

   A lo largo del tiempo; detrás de los conflictos políticos y militares, intereses geoestratégicos y luchas por el control de las rutas comerciales; en el fondo, las fuentes de energía o las materias primas han sido la causa final de todos ellos.

   Tras la Gran Guerra, se creó la Sociedad de Naciones. Pero fue necesario otro conflicto, la II Guerra Mundial, para convertir aquella en la actual ONU. A pesar del peso específico de los aliados en el Consejo de Seguridad, las desigualdades internas y los estrechos; cuando no arbitrarios; márgenes de maniobra en su seno, es innegable que la Organización de las Naciones Unidas podría, tras su profunda reforma, suponer un avance para la convivencia de la humanidad.

   El mundo hoy se debate por las fuentes de energía, como el gas y el petróleo, los recursos naturales y minerales estratégicos o las materias primas. Las guerras del futuro serán desatadas por el agua potable.

   Si el objeto de disputa, pasase a formar parte del patrimonio de la humanidad, en detrimento de la soberanía nacional, bajo custodia de un organismo compuesto por los países productores y una amplia representación del resto como consumidores; que integrase las agendas de las instituciones ya existentes; como la Agencia para la Energía Nuclear, el Organismo Internacional de la Energía Atómica, la OPEP y el Consejo Mundial de Energía, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza o las organizaciones internacionales de países productores de materias primas, etc.; podrían gestionarse aquellos en beneficio de todos los países, con el fin de prevenir otro conflicto mundial y las guerras del futuro.  

Futuro

   El Sol está hacia la mitad de su vida. Cuando consuma todo su combustible, engullirá a la Tierra y ésta desaparecerá. La humanidad está llamada a colonizar necesariamente el espacio, tan vasto que es prácticamente ilimitado en recursos y habitabilidad. Para alcanzar tal meta, necesitamos desarrollar la ciencia y la tecnología. El avance científico y tecnológico, obligatoriamente exige el abandono de cualquier arte bélico. El sólo empleo de la energía capaz de ser liberada, por el conocimiento teórico que ya domina la física, garantizaría la completa extinción de la raza humana, raza que se encuentra en pleno desarrollo evolutivo, y cuyas capacidades futuras nos son desconocidas. 

  Vivimos bajo un sistema económico ineficaz e injusto que genera desigualdad, basado en la preeminencia de una élite social que instrumentaliza la política, y en la falaz concepción de que los recursos son limitados y el espacio finito, en un universo de dimensiones prácticamente sin límites. Todo ello, en un contexto de utilización de energías rudimentarias y contaminantes, y de pugna constante por la dominación de los recursos naturales y energéticos. 

   Es cierto que todavía conlleva una inversión importante salir al espacio, aunque hay que considerar que la carrera espacial no está sino en su inicio, y que la disponibilidad de fuentes de energía eficientes y de nulo coste puede ser una realidad relativamente cercana en el tiempo. Cuando la humanidad cuente con la disposición del libre acceso a la energía y tenga recursos suficientes, la transformación social será necesaria, y dejará de estar la sociedad pendiente de la lacra de cualquier teoría y práctica de la dominación.

San Agustín

“La vida del hombre individual está dominada por una alternativa fundamental, vivir según la carne o vivir según el espíritu. La misma alternativa domina la historia de la humanidad. Esta está constituida por la lucha de dos ciudades o reinos; el reino de la carne y el reino del espíritu, la ciudad terrena, o ciudad del diablo, que es la sociedad de los impíos, y la ciudad celestial o ciudad de Dios, que es la comunidad de los justos. Ningún período de la historia, ninguna institución es dominada exclusivamente por una u otra de las dos ciudades. Dependen sólo de lo que cada individuo decide ser. El amor a sí mismo llevado hasta el desprecio de Dios, engendra la ciudad terrena; el amor de Dios llevado hasta el desprecio de sí, engendra la ciudad celestial. Aquella aspira a la gloria del hombre; ésta por encima de todo, a la gloria de Dios. Los ciudadanos de la ciudad terrena están dominados por una necia ambición de dominio que los induce a subyugar a los demás; los ciudadanos de la ciudad celestial se ofrecen uno a otro con espíritu de caridad y respetan dócilmente los deberes de la disciplina social. Ninguna contraseña exterior distingue las dos ciudades. Sólo preguntándose a sí mismo podrá cada uno averiguar a cuál de las ciudades pertenece”. San Agustín.

   Si hay alguien que ha sintetizado de una forma mayestática la esencia misma de la vida y el destino de la propia humanidad, ha sido y sigue siendo San Agustín. Por más que pretenda el mundo esconderse detrás de todo tipo de subterfugios, llámense ideologías, pensamientos políticos, acciones de todo tipo o cualquier otra buena o mala intención, lo cierto es que las dos ciudades, dibujadas y representadas por la mente del genial pensador, continúan estando de actualidad y, por qué no, en pleno y eterno combate.

sábado, 1 de agosto de 2020

El fin del petróleo

   Haciendo un reduccionismo meramente simplista, podemos afirmar que las fuentes de energía han supuesto la razón última de los principales conflictos bélicos a lo largo de la Historia, o la causa primera que ha motivado conquistas, alianzas o posicionamientos.
   Dicho de otro modo, cada vez que ha habido un cambio en la utilización de una fuente de energía principal a otra, la humanidad ha conocido un periodo de devastación, destrucción, crisis y guerra. El tránsito del carbón al petróleo, supuso la I y la II Guerra Mundial. Hasta que no llegue una economía basada en una fuente de energía alternativa al petróleo, que estabilice la situación, el futuro más inmediato de incertidumbre y crisis, se dejará notar en un tablero mundial en pleno derrumbe y reestructuración, sobre el que planea la tercera contienda mundial.

El gran teatro del mundo

   Calderón, uno de los más grandes exponentes de la literatura universal, describió la realidad como un teatro, una gran mentira.
   A día de hoy, con las variantes posibles, cabe hacer un reduccionismo de todos los sistemas políticos posibles, a tres opciones. Capitalismo, islamismo y comunismo. El capitalismo podrá ser más o menos liberal, conformando una economía de mercado apuntando, en mayor o menor ángulo a lo social, la socialdemocracia. El sistema islámico contemporáneo se da genuinamente en Irán. Fue fundado por Jomeini, como sistema propio, alejado de los bloques que conforman el mundo. Finalmente tenemos el comunismo. Después de cien años, el sistema económico marxista se ha comprobado que es inviable, porque es un fracaso. Antes de la caída inminente del muro de Berlín, en la todavía URSS, era imposible comprar bienes de primera necesidad, como una jeringuilla en una farmacia de Moscú. Hay que recordar el movimiento obrero polaco “Solidarnosc”, contra el régimen comunista. Fueron los obreros los que se levantaron contra un régimen; cuyo politburó en la URSS, vivía en barrios residenciales.
   China, comunista, ha dejado de lado el marxismo en su vertiente económica, para abrazar el capitalismo salvaje que aplica en su política. En China encontramos a trabajadores esclavizados, muchos de los cuales mueren debido a las condiciones laborales bajo las que trabajan.
   La humanidad, debería superar ambos modelos imperfectos; el liberalismo y el comunismo, para avanzar en una nueva dirección. Pero lejos de hacerlo, se ha enquistado en los viejos dogmas del pasado, obsoletos e inviables, para entablar una nueva confrontación de orden mundial, debido a las necesidades, geoestratégicas, energéticas, comerciales o relativas a los recursos naturales y materias primas de las primeras potencias, dividiendo el tablero entre globalistas y nacionalistas.
   La nacionalización o privatización, no son garantes de una eficiencia de gestión. Un país completamente nacionalizado, puede conducirse a la quiebra, como hizo la URSS en su día, mientras que un país totalmente abandonado al mercado, conduce al medievo y a la tiranía.
   Lo importante es la gestión de recursos y la mayor eficiencia en su reparto para el conjunto de la sociedad; al margen de cualquier ideario.
   La libertad dejada al individuo para que desarrolle sus capacidades, cree riqueza conforme a su trabajo, y pueda sacar adelante a su familia, es un principio que desarrolla un país; pero se destruye bajo el comunismo o el liberalismo.
   En el capitalismo, se vio una amenaza para el sistema; el compuesto por la agrupación de grandes empresas de interés económico. Se intentó luchar contra ellas, porque rompían el derecho a la libre competencia. Fueron las leyes Sherman y Clayton antitrust, las que intentaron acabar con el tumor. El esfuerzo de tal lucha quedó en derrota, primando, por encima de cualquier otro sector, una élite económica compuesta por las principales familias de banqueros, el complejo industrial-militar, el sector  farmacéutico, etc. Tal amenaza fue denunciada en su discurso de despedida por el presidente Eisenhower.
   Las grandes agrupaciones de interés económico, unidas a la clase política, han dado el tráfico de influencias, los grandes escándalos de corrupción y prevaricación, así como la mayor concentración de poder que el mundo ha conocido nunca.
   En los padres del liberalismo económico, como Adam Smith, está presente el valor moral; como manifiesta su obra “The Theory of Moral Sentiments”, orden ético que ha saltado por los aires y desaparecido con la concepción actual y práctica de la Economía.
   Partiendo de la libertad como principio rector de la sociedad, el Estado está llamado a corregir los desajustes sociales, intervenir lo menos posible y servir de árbitro moderador del mercado; pero nunca debe imponer por la fuerza el igualitarismo, objetivo social que se ha propuesto alcanzar, porque éste es la peor dictadura posible.