viernes, 7 de agosto de 2020

Sociedad de la energía

   A lo largo del tiempo; detrás de los conflictos políticos y militares, intereses geoestratégicos y luchas por el control de las rutas comerciales; en el fondo, las fuentes de energía o las materias primas han sido la causa final de todos ellos.

   Tras la Gran Guerra, se creó la Sociedad de Naciones. Pero fue necesario otro conflicto, la II Guerra Mundial, para convertir aquella en la actual ONU. A pesar del peso específico de los aliados en el Consejo de Seguridad, las desigualdades internas y los estrechos; cuando no arbitrarios; márgenes de maniobra en su seno, es innegable que la Organización de las Naciones Unidas podría, tras su profunda reforma, suponer un avance para la convivencia de la humanidad.

   El mundo hoy se debate por las fuentes de energía, como el gas y el petróleo, los recursos naturales y minerales estratégicos o las materias primas. Las guerras del futuro serán desatadas por el agua potable.

   Si el objeto de disputa, pasase a formar parte del patrimonio de la humanidad, en detrimento de la soberanía nacional, bajo custodia de un organismo compuesto por los países productores y una amplia representación del resto como consumidores; que integrase las agendas de las instituciones ya existentes; como la Agencia para la Energía Nuclear, el Organismo Internacional de la Energía Atómica, la OPEP y el Consejo Mundial de Energía, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza o las organizaciones internacionales de países productores de materias primas, etc.; podrían gestionarse aquellos en beneficio de todos los países, con el fin de prevenir otro conflicto mundial y las guerras del futuro.  

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