Haciendo un reduccionismo meramente simplista, podemos
afirmar que las fuentes de energía han supuesto la razón última de los
principales conflictos bélicos a lo largo de la Historia, o la causa primera
que ha motivado conquistas, alianzas o posicionamientos.
Dicho de otro modo, cada vez que ha habido un cambio en
la utilización de una fuente de energía principal a otra, la humanidad ha
conocido un periodo de devastación, destrucción, crisis y guerra. El tránsito
del carbón al petróleo, supuso la I y la II Guerra Mundial. Hasta que no llegue
una economía basada en una fuente de energía alternativa al petróleo, que
estabilice la situación, el futuro más inmediato de incertidumbre y crisis, se
dejará notar en un tablero mundial en pleno derrumbe y reestructuración, sobre
el que planea la tercera contienda mundial.
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