jueves, 3 de agosto de 2023

Acreedores

     

     Si España necesita de forma obligada la emisión de deuda, tanto para sufragar el pago de la deuda externa, como para hacer frente a los gastos de consumo interno, y dicha deuda termina en manos de los acreedores, que no son otros que los bancos y, éstos a su vez, controlan los préstamos concedidos a los principales partidos políticos, evidentemente es el poder financiero, y no otro, quien gobierna en última instancia el país, a costa de quien de forma legítima represente los intereses de la mayoría y, por responsabilidad, el conjunto formado por el resto de la sociedad. La cuestión, sin embargo, continúa acelerando su ascensión en la pirámide del poder, cuando nos encontramos con el hecho de que los bancos que compran deuda, son en realidad filiales de entidades financieras de corte internacional, cuyas familias ostentan los principales cargos de responsabilidad en las entidades supranacionales que perfilan la política fiscal y monetaria que, en la práctica y en realidad, se aplican en todos los países. Si a ello añadimos el curso legal de las principales fuentes de riqueza, en un flujo continuo de inversiones a nivel planetario, obtenemos como resultado el hecho mismo de que las políticas nacionales, en su práctica funcional, no son sino la proyección de un engranaje que escapa a su entero control.