"Un nuevo telón de acero se ha cernido sobre Europa y separa a Rusia del mundo civilizado". El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Occidente ahora está
descabezado bajo el yugo de una élite que lo domina y ante la amenaza de China y Rusia, cuyo despegue sería inexplicable sin el
trasvase inicial de una inversión de capital y tecnología protagonizado por las
multinacionales occidentales. Es el pueblo ucraniano el que sufre las
consecuencias de la reordenación de la geoestrategia y geoeconomía mundial, en
un tablero en el que juegan los tres actores principales, bajo la batuta de los
intereses de quienes poseen y dirigen las finanzas y los sectores estratégicos
de la economía. Lo peor, es que Ucrania puede ser no sólo una consecuencia,
sino el principio de la caída de otras piezas de dominó.