Diferentes autores hablan de gobiernos multinivel. La
globalización, requeriría de este modo, el desarrollo de un poder político
multinivel, bajo la batuta del principio de subsidiariedad. Un ejemplo práctico
de tal realidad, estaría constituido por la Unión Europea, bajo el amparo
jurídico del artículo 5.3 del Tratado de la Unión Europea, que trata sobre la
aplicación de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad, en el
ejercicio de la regulación de las competencias de la Unión. Entre los objetivos
de dichos principios, estarían los de proteger la capacidad de decisión y
actuación de los Estados miembros, en relación a los ámbitos que no son competencia
en exclusiva de la Unión Europea, y autorizar la intervención de la Unión
cuando los Estados se viesen limitados en su poder de actuación.
La cuestión que subyace al gobierno multinivel, es si
responde a un contrapeso real en el juego de la separación de poderes, o supone
una mera descentralización de tareas asumibles por círculos de poder limitados,
subordinados y sometidos a una autoridad de orden superior que, en última instancia,
ejerce un poder no sujeto a ningún tipo de balanza de equilibrio.