sábado, 17 de junio de 2023

Teatro, psicología y artes marciales


    Si bien la consumación de la consecución de los altos grados de las artes marciales, conlleva el conocimiento técnico para desarrollar las destrezas necesarias y reunir las habilidades suficientes para el combate, la mente necesariamente puede no estar desarrollada a la misma altura y, por ello, es susceptible de la potencialidad de caer en la no superación del miedo interior o las limitaciones impuestas por sus propios fantasmas.

    El teatro puede verse desde una perspectiva recreativa o simplemente ociosa, aunque su origen mismo delata la trascendencia de su propia naturaleza respecto a una simple actividad de distracción.

     El actor, al igual que el artista marcial, debe superar el pánico escénico y controlar su mente para transmitir al espectador un mensaje que, a su vez, repercutirá en la propia psique del receptor. Se produce así un efecto terapéutico, fruto de la propia teatralidad de la representación de la obra escrita a la intemperie de la imaginación de un escritor.

     La ejecución grupal de un kata, la puesta en escena de la teatralidad de una representación y la psique del artista marcial, la del actor y la del espectador se unen así en el ejercicio de una actividad coordinada y terapéutica al mismo tiempo, a la vez que disciplinada en sus vasos comunicantes, bajo el ejercicio de la manifestación del lenguaje no sólo verbal, sino no verbal, como vehículo trascendental de la manifestación de la verdadera y trascendente conciencia liberada de sus propios anclajes.

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