El segundo manco más famoso de España,
describió la esencia misma del alma de ésta. Como avance último de la tragedia,
hizo nacer el Esperpento. En palabras de Max, en la escena duodécima; Los héroes clásicos reflejados en los
espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo
puede darse con una estética sistemáticamente deformada. En la escena
decimatercia, Don Latino termina su alocución; ¡En España es un delito el talento! La crítica a la sociedad en su
obra, no puede ni debe considerarse, sino como el dolor expresado de quien ama
a su país, y lo ve desmoronarse en la más innoble de las miserias. Será en boca
de Don Filiberto, donde ponga voz a la expresión de la rabia; Para ustedes en nuestra tierra no hay nada
grande, nada digno de admiración. ¡Les compadezco! ¡Son ustedes bien
desgraciados! ¡Ustedes no sienten la Patria! En la escena sexta, El Preso,
exclama; ¡No es pequeña desgracia! En
España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí
todo lo manda el dinero. Don Latino, en la séptima, dirá; Y así, revertiéndonos la olla vacía, los
españoles nos consolamos del hambre y de los malos gobernantes. A lo que
Dorio de Gadex, añadirá; Y de los malos
cómicos, y de las malas comedias, y del servicio de tranvías y del adoquinado.
En la escena decimacuarta, Otro Sepulturero, contestará al anterior; En España el mérito no se premia. Se premia
el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.
Valle es un reclamo de la pureza, la
honestidad o la nobleza, en una España deforme e injusta, en la que imperan la
ignominia, y la miseria material y moral.
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