“De hecho, y según los expertos, uno de los síntomas más comunes y que más limitan la calidad de vida de los enfermos terminales es el dolor. El trabajo conjunto entre las dos unidades debe producirse a lo largo de todo el proceso, pero se hace imprescindible cuando nos encontramos ante un dolor de difícil control.”
“Aunque no existe ningún registro nacional de enfermos atendidos en unidades de dolor, se estima que apenas ochocientos mil pacientes son atendidos en las ciento ochenta y tres unidades que existen en nuestro país, lo que supone un 13% del total de personas que padecen esta patología en España.” SACPA.
Tienen miedo a ser ingresados en un hospital. Es más, tras la legalización de la eutanasia en Holanda, se está produciendo el éxodo del país de aquellas personas que temen por su vida, o simplemente quieren vivir en un país donde no sea reconocida como un derecho.
En el ámbito de la medicina existen las unidades de dolor y cuidados paliativos, que hacen completamente innecesario el mal llamado derecho a una muerte digna, si se complementan y aplican con soporte hospitalario o domiciliario. En vez de exigir una mayor dotación de medios a los instrumentos que permiten una muerte sin dolor, por desconocimiento u otras razones, la apuesta de la vía legislativa y la sociedad, en un grado cada vez creciente, se centra en la eliminación del paciente.
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