“Las instituciones que trabajan para el desarrollo necesitan de la creatividad y la dinamización de los movimientos sociales, y reconectar así con los ciudadanos. Pero los movimientos sociales no tienen la estructura ni sostenibilidad necesaria, por lo que también necesitan de estas instituciones oficiales de cooperación”. Thomas Tufte. Uab.cat.
Decía
Ian Fleming que una vez es casualidad, dos veces es coincidencia y tres veces,
es la acción del enemigo. Las últimas décadas, y los últimos años en particular,
se han convertido en una suerte de propósito de diferentes corrientes y
movimientos sociales que han desembocado en el nacimiento de un
proceso de transformación de la sociedad nunca visto hasta el momento presente.
La confluencia no es en absoluto casual, y la financiación de los grupos que
defienden las causas que los motivan, llevan a pensar en una clara voluntad de
acción, que convierte a España en un significativo laboratorio de este tipo de
prácticas, a expensas de una sociedad inerte y contemplativa desde la pasividad
de tal circunstancia.
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