De sobradas intenciones bienintencionadas, valga la redundancia,
está caracterizada la agenda mundialista que, a estas alturas, no oculta la
imposición de su nueva normalidad. Sin embargo y, bajo la fachada externa de
los objetivos a alcanzar, se esconde y no oculta la realidad que soslaya un
alejamiento de cualquier intención de mejorar lo presente. Así las cosas, el
hambre se expande como la pobreza misma en la generalización de la desescalada
de la clase media y el abandono, cuando no la simple eliminación del sistema,
de los más desfavorecidos por un orden de cosas que atenta contra el
crecimiento demográfico. Son datos del Banco Mundial y de la ONU, los que
aseguran que la pobreza ha crecido, y que cifran en un diez por ciento de la
población mundial el número de personas que viven en la extrema pobreza. Paradójicamente,
y de forma paralela, no deja de crecer el número de milmillonarios o el de
personas que, sin alcanzar tales extremos, disfrutan de un cada vez más elevado
nivel de riqueza.
domingo, 4 de diciembre de 2022
Hambre
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