domingo, 4 de diciembre de 2022

Hambre


    De sobradas intenciones bienintencionadas, valga la redundancia, está caracterizada la agenda mundialista que, a estas alturas, no oculta la imposición de su nueva normalidad. Sin embargo y, bajo la fachada externa de los objetivos a alcanzar, se esconde y no oculta la realidad que soslaya un alejamiento de cualquier intención de mejorar lo presente. Así las cosas, el hambre se expande como la pobreza misma en la generalización de la desescalada de la clase media y el abandono, cuando no la simple eliminación del sistema, de los más desfavorecidos por un orden de cosas que atenta contra el crecimiento demográfico. Son datos del Banco Mundial y de la ONU, los que aseguran que la pobreza ha crecido, y que cifran en un diez por ciento de la población mundial el número de personas que viven en la extrema pobreza. Paradójicamente, y de forma paralela, no deja de crecer el número de milmillonarios o el de personas que, sin alcanzar tales extremos, disfrutan de un cada vez más elevado nivel de riqueza.

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