Como
explica el profesor Alfredo Jalife, la Economía responde mejor para interpretar
la realidad a la dinámica de fluidos de la Física, que a la interpretación que
lleva a cabo la propia Ciencia Económica. Los poseedores de la riqueza, que se
concentra en el ya reiterado 1% de la población mundial, colocan grandes cifras
en la formación de fondos de capital, que son manejados por agentes de
inversión que los hacen circular a escala global, con el fin de obtener
importantes márgenes de beneficios. Algunos de estos fondos dejan
empequeñecidas a las economías de los Estados y provocan, en no pocas
ocasiones, la quiebra de algunos de ellos, el derrumbe de entidades financieras
o la pérdida de los recursos con los que sufragar los gastos que los derechos
sociales, conquistados con tanto esfuerzo a lo largo de los años, permiten
disfrutar a la población de un margen de bienestar. La nueva forma de hacer
dinero, ya no se concentra en la fórmula de crear empresas y repartir el
capital social en acciones que se cotizan en un mercado bursátil, sino en mover
ingentes cantidades de dinero en inversiones que requieren la desregulación y
la total desaparición de las fronteras entre los países. Es, en realidad, un
coto reducido en el que pueden interactuar muy pocos actores que sobrepasan a
cualquier economía nacional.
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