En
su obra los “Dos tratados sobre el
gobierno civil”, Locke se eleva como defensor de la democracia y las
libertades de los ciudadanos. En su obra, la ley natural se identifica con
Dios.
“La
ley de naturaleza, se puede describir como el mandato de la voluntad divina
cognoscible con la luz natural, mandato que señala lo que está y lo que no está
de acuerdo con la naturaleza racional. La razón no tanto funda y dicta esta ley
de naturaleza cuanto la busca y la descubre como una ley sancionada por un
poder superior e innata; de modo que ella no es el autor sino el intérprete de
aquella ley.”
“El
Estado de naturaleza se gobierna por la ley de naturaleza, que obliga a todos;
y la razón, la cual es esta ley, enseña a todos los hombres, con tal que
quieran consultarla, que, siendo todos iguales e independientes, ninguno debe
dañar a nadie en la vida, en la salud, en la libertad ni en la propiedad.”
La
comunidad política tiene como finalidad, por tanto, la conservación de la
propia comunidad y la de sus miembros, cuya determinación corresponde al poder legislativo. Tras la constitución
de la sociedad política, el pueblo dispone del poder de suprimir o alterar el poder legislativo, cuando éste viole la
libertad o la propiedad de los ciudadanos; ya que, el fin último del gobierno,
es el bien público. El pueblo, según el filósofo, tiene derecho a recurrir a la
resistencia y a la fuerza, frente a la arbitrariedad de la ley y a los excesos de
los políticos.
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