lunes, 21 de octubre de 2019

Elysium


   “En el año 2159, los seres humanos se dividen en dos grupos: los ricos, que viven en la estación espacial Elysium, y todos los demás, que sobreviven como pueden en una Tierra devastada y superpoblada. Rhodes (Jodie Foster), una dura gobernante, promueve una rígida ley antimigración, cuyo objetivo es preservar el lujoso estilo de vida de los ciudadanos de la estación espacial. A pesar de ello, los habitantes de la Tierra harán todo lo posible por emigrar a Elysium. Max (Matt Damon) acepta una misión casi utópica, pero que, si tuviera éxito, significaría la conquista de la igualdad entre las personas de esos dos mundos tan opuestos.” (Filmaffinity).

   Futurista, pero tan llena de actualidad como la realidad, Elysium presenta la descripción de un mundo cuyo germen está entre nosotros. La distancia entre ricos y pobres se hace del todo notoria en la sociedad actual. La brecha tecnológica y las oportunidades abiertas para un reducido número de personas, prevén vislumbrar un futuro radicalmente dividido entre un reducto carente de necesidades básicas; superpoblado y contaminado, a quien les es administrada la Justicia a través de la IA robotizada; y una élite desenvuelta al margen de la realidad de la mayoría.
   Lejos de tender puentes hacia la concreción de las relaciones humanas y el derribo de las fronteras levantadas entre ellas, uno de los vectores, bajo el que se tensa la cuerda del futuro, converge precisamente hacia todo lo contrario, dirigiéndose a un escenario oligárquico de dominadores absolutos y esclavos, de poseedores de toda la riqueza frente quienes no disponen de lo necesario para vivir y a un mundo sin fronteras para unos y de límites o rejas para otros.

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