En
el Grande Oriente, Benito Pérez Galdós, escribe y describe la realidad del
presente; “con su imbécil sistema de apalear a los que no piensan como
ellos, van poco a poco convirtiendo en enemigos a todos los españoles. Que es
enganche de los modernos meterse a desmentir la tradición”. Atentando
contra las virtudes liberales, el escritor describe el funcionamiento interno
de la política decimonónica española, en nada distante con el actual panorama
impuesto; “las sociedades secretas a que usted pertenece lo hacen y deshacen
todo. Que habéis hecho creer a la bestia la necesidad de los sacrificios
humanos”. La atmósfera galdosiana, se respira en la descripción exacta de
un modelo que no conduce sino al desajuste y a la decadencia evidente,
atendiendo a una de las cimas de la literatura, no sólo española, sino
universal; “este orden inútil, enfermo, podrido, que si aún respira y habla
como los vivos, ya infesta como los cadáveres. El paganismo es de todas las
edades; y, buscando sin cesar donde establecerse, se mete y se acomoda allí
donde no hay otra religión que haya echado raíces”.
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