domingo, 1 de octubre de 2023

Materialismo

 

            “La teoría del comunismo se puede reducir a una oración: abolir toda propiedad privada”. Karl Marx.

            Si bien podría ser perfectamente ésta y no otra la frase eslogan de la Agenda 2030, se ha sustituido la originaria por el “no tendrás nada y serás feliz”. Es curioso, y nada casual al mismo tiempo, que el concepto de felicidad no esté asociado a ninguna otra cosa que al mero hecho de poseer, por acción u omisión, físicamente algo, esto es, al materialismo puro. En el mundo actual, que valora la tenencia por encima de la esencia del ser, se armoniza en contrario y elementalmente el consumo, el ocio sujeto a dicha práctica desmedida y la pretendida forma de subordinar el vacío interior, que provoca la ausencia de toda espiritualidad auténtica, a una especie de sublimación ansiolítica como respuesta refleja. Todo ello, bajo el imperativo de diferentes pretextos, meramente espurios, alejados de cualquier otra razón que no sea la propia querencia y deseo del individuo aislado, que se comporta en lo social como espejo y no como actor, atraído por el miedo a ser excluido de un mundo que aborrece y lo atrapa al mismo tiempo, como un auténtico agujero negro.

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