“El teniente Daniel Kaffee es un joven y prometedor abogado de la Marina que tiene una excelente reputación. Sus superiores le confían la defensa de dos marines acusados de asesinato. A primera vista, el caso no parece complicado. Pero cuando tenga que vérselas con el Coronel Nathan R. Jessup, Comandante en Jefe de la base de Guantánamo, saldrán a la luz nuevas pistas que harán que el caso adquiera dimensiones insospechadas”. Algunos hombres buenos, Filmaffinity.
Si hay una cuestión que no está sujeta a la marginación
de la duda, es que la forma correcta de liderazgo engendra el éxito y conlleva
la consecución de resultados, algo que la cultura woke o la actual aristocracia
de lo mediocre no logrará jamás.
Las situaciones límite requieren una concentración
especial, un trabajo bien hecho y la aspiración continua hacia la culminación
de la excelencia.
La gran pantalla no popularizó precisamente el discurso de un Jack
Nicholson interpretando al despiadado Comandante en Jefe, el Coronel Nathan R.
Jessup en “A Few Good Men”, diatriba que, al margen de la línea argumental de
la película, no resta arrojos a la forma bajo la cual debe ser dirigida una
unidad militar de élite. Mis métodos, decía un Jack Nicholson encolerizado en
el estrado, salvan vidas, y si bien tales prácticas pudieran estar custodiadas
bajo la atenta mirada inquisitorial del espectador, lo cierto es que en el mundo
real lo hace, y en el terreno deportivo encumbran a la gloria del palmarés
deportivo a una nación.
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