La progresiva liberalización del mercado y el patrón oro,
la economía nacional se referenciaba en unidades de cuenta equivalentes a una
cierta cantidad de oro, caracterizaron el siglo XIX, frente al mercantilismo
proteccionista de siglos anteriores. Tras la II Guerra Mundial se creó el FMI,
la economía sufrió un proceso de expansión internacional sin precedentes que
provocó el abandono del patrón oro, quedando el sistema monetario internacional
abocado a flujos sin precedentes de liquidez en inversión y circulación de
moneda, hasta el reconocimiento de los Derechos Especiales de Giro como valor central
del sistema de reservas, junto a los créditos swaps y el dólar. La irrupción del crecimiento imparable de los grandes
conglomerados financieros o la liberalización de los movimientos de capitales, la
política constante de privatizaciones, la eliminación de las restricciones de
dichos capitales y su diversificación o la desregulación de las trabas de las
legislaciones nacionales, conformaron el tablero económico internacional hasta
llegar a la situación actual de un realineamiento tripolar del sistema
monetario internacional, sumido en un proceso de rediseño entre bloques
monetarios y de sistemas de cambios de cada área económica, con las monedas
digitales como telón de fondo.
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