“Necesito, Don Corleone, a todos esos políticos que usted tiene metidos en el bolsillo como si fuesen calderilla”.
Alexéi Navalni, Anna Politkóvskaya, Boris Nemtsov,
Anastasia Babúrova o Stanislav Markélov son sólo algunas de las víctimas
mortales que han caído bajo el lenguaje de las armas del régimen de la
dictadura de Vladímir Putin. El que fuera agente de la agencia de inteligencia
y policía secreta de la esfera soviética, celebra cada cierto tiempo las
elecciones que, casualmente, termina ganando, quizá con la ayuda del control
absoluto de los medios de comunicación, la aniquilación sistemática de
cualquier oposición, el desarme del activismo social y la sombra del Kremlin
sobre la privacidad del pueblo ruso. La economía rusa está, por si fuera poco,
sometida al control de oligarcas y al amparo de la mafia. No en vano, el
campeón de ajedrez Kaspárov publicó desde el exilio el libro que lleva por
título “El invierno se acerca. Por qué Vladímir Putin y los enemigos del mundo
libre deben ser detenidos".
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