miércoles, 10 de marzo de 2021

Dictadura

   Si bien existe formalmente un juego de partidos en descomposición, la práctica de un país ya de por sí fragmentado en nacionalidades de facto y, cada vez más, de derecho, se soslaya bajo el fantasma de una nueva dictadura, esta vez no declarada, aunque sí dada sobre la planicie de un statu quo, cuya violación o disidencia es sinónimo de condena tanto legal como social. La mordaza política, no sólo atenta contra el pensamiento, sino que destituye cualquier principio de libertad o la tenencia de la propiedad privada y se inmiscuye de manera atentatoria contra la esfera más íntima del individuo, la familia o la convivencia social, todo ello bajo la neutralidad del ejército, las instituciones intervenidas, el control de los medios de comunicación, la disolución de la educación, un estado policial y la batuta del poder financiero. El resultado no es otro que la hipoxemia de una sociedad desigual, sin acceso cada vez en mayor grado a los servicios más esenciales, que se debate entre el aumento del número de las grandes fortunas o las colas del hambre.

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