sábado, 6 de marzo de 2021

Economía

   Si bien la Economía clásica y sus autores, formaban parte de un axioma irreductible vinculado con la filosofía o la profesión religiosa, lo cierto es que a partir de la segunda mitad del pasado siglo la concentración del poder económico en unas reducidas manos, ha desplazo cualquier interpretación teórica de la Ciencia Económica, para centrar su ejercicio en la tecnocrática expresión de su poder, plasmándose éste en flujos económicos a la deriva con la finalidad de maximizar su beneficio, por encima de regulaciones estatales, intereses partidistas o gobiernos de turno. El poder financiero se ha convertido en el poder real, subyugante del político, cuyo interés se instrumentaliza con la finalidad de satisfacer sus propias necesidades, sirviéndose del trabajo de los técnicos que copan los diferentes puestos clave de las diferentes instituciones y organismos al servicio del interés global y que aúna, a su vez, a una reducida pléyade de verdaderos actores que moldean el mundo no su imagen y semejanza sino a su entera voluntad, sin contrapoder alguno capaz de devolver el análisis teórico de la Economía al ámbito político para forjar la naturaleza del Estado, en proceso de desaparición, en beneficio del interés general.

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