“No tendrás nada y serás feliz”. Agenda 2030.
Como describe Armando de la Torre, el régimen cubano eliminó, desde el inicio del triunfo de
la revolución en 1959, la propiedad privada. Sin medios de comunicación en
manos privadas, sin inmuebles en propiedad, carentes de un cuerpo policial al
servicio de la población y, bajo el yugo de la cartilla de racionamiento, el
pueblo cubano está desarmado para actuar en defensa de su libertad frente a la
tiranía. Habría que añadir a la descripción de la realidad cubana de Armando de
la Torre, el consentimiento del gobierno cubano a la hora de hacer la vista
gorda en el sistemático y consentido ejercicio de pequeños hurtos de todo tipo
de bienes, con los que el pueblo cubano ejerce una economía de subsistencia
basada en el trueque. Frente a cualquier crítica o manifiesta oposición contra
el régimen, la pena capital, la cárcel, la tortura o la retirada del uso de la
cartilla de racionamiento constituyen el elenco de posibles represalias. Los
Comités de Defensa de la Revolución, CDR, conforman la red de comités vecinales
encargados de llevar a cabo una vigilancia exhaustiva de la población, al
margen de la propia labor ejercida por la Policía Nacional Revolucionaria de
Cuba, PNR. Por si fuera poca la acción conjunta de los CDR y la PNR, a finales
de la década de los años ochenta del pasado siglo, por orden de Fidel Castro se
constituyeron las Avispas Negras, un cuerpo de élite de las fuerzas especiales,
dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, dedicado a represaliar
al pueblo cuando tienen lugar en las calles movilizaciones y manifestaciones de
protesta.
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