domingo, 3 de agosto de 2025

Partitocracia


 El hecho de que Steve Bannon haya asesorado a partidos políticos como el PP o Vox, o la circunstancia de que George Soros haya hecho lo mismo con partidos como el PSOE, Ciudadanos o Podemos, no tendría que llamar lo más mínimo la atención, habida cuenta de la necesidad de los partidos de contar con personas que los ayuden en su propósito de hacerse con el poder y gobernar una nación. Pero si decimos que George Soros trabaja para la banca Rothschild, o que Steve Bannon para los banqueros de Goldman Sachs, y que todos ellos pertenecen a determinados círculos de poder, la cosa cambia, y lo hace no porque los políticos reciban asesoramiento, sino porque están supeditados al poder financiero y, además, porque tal poder se sirve en última instancia de su influencia, no sólo sobre los partidos políticos, sino sobre el poder mediático. Por tanto, la partitocracia no es el resultado del libre juego del parlamentarismo liberal, como representante de la voluntad popular ejercida y manifestada en las urnas, sino la condena de la soberanía popular a no tener otra opción que votar a los partidos del sistema, mediante un régimen partitocrático que ofrece como producto final de marketing las diferentes ofertas electorales, aunque siempre con pretensiones de reducir la fórmula magistral al bipartidismo. Para combatir en su día la corrupción del PP, el sistema ofreció Ciudadanos como la marca limpia a quien poder votar y, para combatir los extremos de la ciudadanía, a la izquierda del también corrupto PSOE el sistema fabricó Podemos, y a la derecha del PP hizo lo propio con Vox, ambos, Vox y Podemos, como resultante de la disidencia controlada para mantener al electorado bajo el control de las urnas. Vox, Ciudadanos o Podemos, son partidos diseñados para ser dinamitados y reconducir al bipartidismo a los ciudadanos, devolviéndolos al llamado juego democrático, la alternancia en el poder de PP y PSOE, cuyas distancias ideológicas se limitan a matices en el ejercicio y ejecución de la implantación de la misma agenda compartida, no por sus programas electorales, sino por la ordenación de sus mentores.

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