lunes, 24 de noviembre de 2025

ETA y 23F

    “Me voy sin saber si ETA cobra en rublos o en dólares”. Adolfo Suárez


    La praxis de la anglósfera en términos de asuntos exteriores no se prodiga sino en el divide et impera del antiguo Imperio romano. Así las cosas, el mismo año de la independencia de la India del dominio británico, tuvo lugar el primer conflicto armado de aquella contra Pakistán. La suerte de tal condenable práctica, tiene su lógica de actuación en el sostenimiento del hacer de la prevalencia de unas potencias fuertes, una posición de dominio frente a otras debilitadas y, por tanto, influenciables.

    España pasó de ser un Estado sólido y monolítico, fuerte, a convertirse en una joven y recién nacida democracia, bajo el impulso de un régimen de corte liberal, amparado bajo el paraguas instaurado de una monarquía parlamentaria. Sin embargo, desde los últimos estertores de la dictadura, nació un grupo terrorista, ETA, que acompañó el alumbramiento de los nuevos tiempos, manchando de sangre el recién estrenado sistema constitucional bajo el dictado de las armas, como instrumento para luchar en favor del separatismo. Un país dividido es un país débil, y la huella del nacionalismo desintegrador encendió de nuevo la llama de su presencia también en Cataluña.

    Para terminar con todo vestigio del pasado, ya fuera nostálgico o continuista, desde la jefatura del Estado y las influencias foráneas que la rodearon, se orquestó un golpe de efecto para aniquilar aquellas fuerzas que pudieran oponerse a la total instauración del nuevo orden recién instaurado en España.

    En el momento en el que el terrorismo se ha legalizado, y ha alcanzado las cotas de poder necesarias para estar presente en las instituciones, parlamentos y gobiernos, las fuerzas disgregadoras no han desaparecido, sino que se han transformado bajo el disfraz de los derechos nacidos en defensa de las minorías, el feminismo radical, la ideología de género o el compromiso por la defensa de pueblos como el saharaui o palestino.

sábado, 22 de noviembre de 2025

Sí, primer ministro


“Serie de TV emitida entre 1986 y 1988, que consta de 16 episodios, como continuación de la exitosa "Yes, Minister" que, al igual que la que ahora nos ocupa, se trataba de una aguda sátira política. En una extraña cadena de acontecimientos, Jim Hacker, se impone el candidato más firme de su partido para ser elegido Primer Ministro. Así conseguirá su propio coche y chófer, una bonita casa en Londres, infinita publicidad y una pensión para toda la vida”. Filmaffinity.

 

Si bien la serie televisiva “Yes, Prime Minister”, nunca ha sido emitida en España, junto a su predecesora “Yes Minister”, ha sido una de las más vistas del Reino Unido. Un secretario de Gabinete permanentemente insistente y conciso a la hora de lidiar con el líder del país, como icono representativo de los entresijos existentes entre el poder personal y la responsabilidad de gobierno, sumerge a las diferentes tramas de la sucesión de capítulos en un constante baile de personajes, que no se escapan a su propio rol, entremezclado con la trastienda de la política y aderezado bajo el rigor de la sátira y el humor británico, que hacen del histórico serial una obligada cita con la pequeña pantalla.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Élite


Rockefeller, Ernst & Young, Rothschild, Bank of America… se unen con el Vaticano por un «capitalismo inclusivo». infovaticana.com

 

A finales de la década de los años ochenta, un periodista improvisó en los pasillos de la ONU, una entrevista a un embajador hispanoamericano. El embajador, expresó ante la cámara su más sincera y sentida repulsa hacia la total ausencia, por parte de las élites, de cualquier tipo de voluntad de solucionar los problemas de la pobreza y, especialmente, del hambre en el mundo.

Apenas unos años después, aparecieron en escena los Objetivos de Desarrollo del Milenio, así como la Agenda 2030, cuya pretensión no es otra que la de erradicar la pobreza, alcanzar la igualdad de género y garantizar un medio ambiente sostenible, entre otras metas.

Resulta difícil pensar, que el cambio de paradigma de sustituir la maximización de la cuenta de resultados por parte del 1% de la población mundial, por objetivos tan altruistas, se haya debido a una aparición mariana. La audiencia de hace apenas unos años del papa Francisco con representantes del Council for Inclusive Capitalism que engloba, entre otros, a la Fundación Rockefeller, el Bank of America, a Lynn Forester de Rothschild o al presidente y director ejecutivo global de EY, evapora toda posible intervención de índole sobrenatural y de sobre intencionada motivación de corte buenista, e invita a descender al terreno de lo estrictamente mundano, como es el ámbito económico y financiero.

La élite mundial no tiene ninguna inquietud por erradicar la pobreza, como rezaba el embajador ante la ONU, ni se prodiga bajo la excusa de cualquier otra buena intención que pueda disfrazar bajo el prisma de los diferentes objetivos agendísticos. El capitalismo hace tiempo que ha despertado al hecho de la limitación de su propio crecimiento, y a la circunstancia de que ha chocado con los límites finitos del planeta, lo que se traduce en que no hay recursos suficientes para mantener un nivel de crecimiento y consumo similar al de las últimas décadas del pasado siglo, de modo que el capitalismo está simplemente mutando, como dice el experto argentino Héctor Giuliano, en una transición hacia un capitalismo verde, integrado en un sistema financiero cuántico basado en criptomonedas, y un sistema productivo cada vez más robotizado y manejado por la inteligencia artificial.

domingo, 9 de noviembre de 2025

Ancient aliens


            Félix Rodríguez de la Fuente habitó con pueblos indígenas, a los que estudió y filmó, como los yanomamos en la cuenca del Orinoco, o los pigmeos, bosquimanos o masai en África. Cuando preguntó a todos ellos por el origen del hombre en la Tierra, contestaron al unísono, en la teogonía de la sabiduría ancestral de estos pueblos, que el hombre proviene del mar. Félix Rodríguez, en su alocución radiofónica de “La aventura de la vida”, dijo en abierta emisión a sus radioescuchas que el hombre está profundamente vinculado y arraigado al planeta Tierra y a su ecosistema, del que forma parte como una especie más y cuya interacción con la naturaleza, frente al catastrofismo del Club de Roma, es necesariamente recíproca,

            A pesar de la evidente sabiduría de los pueblos más cercanos al origen de la humanidad, hoy todavía vivos, autores como Erich von Däniken sostienen que fueron los extraterrestres los que influyeron en la cultura primitiva y que tales antiguos astronautas se encargaron de enseñar al primitivo hombre de las cavernas materias como la agricultura o la escritura, o peor aún, que fueron aquellos primeros viajeros los que crearon al propio ser humano mediante el uso de la ingeniería genética como herramienta para trabajar en las minas, cuando en nuestra todavía primitiva tecnología espacial ya se emplea la robótica, la impresión 3D o la inteligencia artificial por ser extraordinariamente más efectiva que la propia e ineficiente actividad humana.

            Más que hablar de la visita de los Dioses, habría que hacerlo de mito moderno, ligado a una reinterpretación gratuita de la teogonía mesopotámica y que ha inundado buena parte de la filmoteca de las últimas décadas y de la literatura de ciencia ficción, ufológica o de ciencias ocultas. Las grandes civilizaciones antiguas, se dieron allí donde la naturaleza fue prolija en otorgar una abundante fuente de frutos naturales de toda variedad, gracias a la espontánea intervención de la fertilización de la tierra como consecuencia del natural cauce de los ríos. Así, el valle del Indo, del Nilo, del Éufrates y Tigris, o de México, fueron los lugares donde la naturaleza regaló a la humanidad la alimentación más rica y variada de forma altruista y que, casualmente, coinciden con el lugar de origen del florecimiento de las primeras grandes civilizaciones y de los enclaves donde se conservan en la actualidad los monumentos que las recuerdan.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

República romana

           No fue, sino la era republicana, la que impulsó a Roma a las huestes de los ríos de tinta de la literatura o a la impronta de la pequeña o gran pantalla. Roma no fue el imperio sujeto a lo que hoy llamaríamos la declaración universal garante de los derechos humanos, extendida a toda la población bajo la estricta y atenta mirada del derecho romano, sino una sociedad dividida en castas impermeables, sometidas al dictado de una clase dominante, los patricios, que vivían bajo el amparo de privilegios que tan sólo a ellos correspondía, de tal modo que eran los únicos que gozaban de la plenitud del reconocimiento de derechos, no así el resto de la plebe, consistentes en tres principios básicos, como la exención de la prestación del servicio de armas o del pago de tributos y la práctica de una religión oficial, según la cual podían contraer matrimonio y, por ende, ostentar el derecho a la herencia, es decir, podían transmitir su patrimonio a sus descendientes. En el campo público y político, además, eran los únicos que podían ocupar las más altas magistraturas. La República romana se caracterizó por el avance en la igualdad social, sin conseguirlo del todo, en la pretensión del pueblo en su intento por asemejarse y equipararse en derechos a los patricios. Aunque se lograron alcanzar conquistas importantes, el fin del periodo republicano restauró el sistema de privilegios de una clase dominante que, a su vez, se consagró como la élite política gobernante.

martes, 4 de noviembre de 2025

León XIV


            Si bien pudiera ser considerado el Concilio Vaticano II como un instrumento del ala progresista de la alta curia filomasónica para promover los dictados del poder real, tal resolución no deja de estar sujeta a la interpretación de los especialistas en la materia. Hay quien inaugura bajo el papado de Juan XXIII el inicio de las tesis del globalismo introducido en el Vaticano, sujeto al posterior ejercicio del ecumenismo y la reivindicación de un gobierno de corte mundial, a lo que habría que añadir la promulgación de la nueva religión mundialista del cambio climático en la encíclica Laudato Si, o la llamada a la fraternidad universal por parte del mefistofélico papa Francisco en Fratelli tutti.

            Lo que antes, la infiltración en la Iglesia Católica, no era algo más que un secreto a voces, ahora se ha convertido en un acto público, de carácter abierto y nada discreto. El teatro ha dejado caer el telón de fondo y ha dejado al descubierto las consabidas bambalinas, para descubrirnos a un León XIV sometido al rezo público junto a su mentor, el rey Carlos III de Inglaterra, líder mundial de la masonería, supremo gobernador de la Iglesia anglicana y jefe de Estado de los países miembros de la Commonwealth.

sábado, 1 de noviembre de 2025

Antiguo Egipto


          Un templo del antiguo Egipto, recogía en su interior las estancias reales, recorridas de jeroglíficos, al igual que éstos se prodigaban por el resto de las salas. Algunos de ellos, representaban los sacrificios ofrecidos al Faraón o a la divinidad. El común de los mortales tenía prohibido el acceso al templo, exceptuando, claro está, la dispensa de la alta casta sacerdotal, encargada de oficiar los ritos y los mencionados sacrificios ofrecidos a un solo Dios, por extraño que pudiera parecer. De cara a la galería se oficiaba una religión politeísta, al mismo tiempo que los jeroglíficos se abrían al entendimiento sólo de unos pocos iniciados, cuya profesión de fe se otorgaba a la estatua habida en el interior del templo, como representación de una sola deidad. Habría que matizar, si los orígenes de tales esculturas eran de trascendencia celestial o no. A Amón-Ra, en el antiguo Egipto se lo representaba con cabeza de carnero, al igual que en Mesopotamia se hacía lo mismo con el Toro de Ur, decorado, además, en este último caso, con oro y lapislázuli. El demonio del viento, Pazuzu, de trazo similar al posterior Baphomet, no dejaba de ser, al igual que los anteriormente citados, Amón-Ra y el Toro de Ur, representaciones de lo oculto y lo que hoy adjetivaríamos como satánico. A todo ello, habría que añadir, como nexo de unión, el hermetismo, entendido como una corriente esotérica asociada a la escritura de Hermes Trismegisto, que asocia en una fusión irreductible la tradición griega y egipcia, y que trabaja la astrología, la alquimia o el ejercicio de la magia, como prácticas habituales de su acervo. Tal magia, habría de ser entendida como el ejercicio de invocación de entes diabólicos, con distinta suerte de finalidades, entre las que habría que incluir el ejercicio del poder o el intento de conservarlo. Los egipcios, mediante el ejercicio de la magia y el arte funerario, añadieron la idolatría, caracterizada como la posibilidad de introducir demonios en las estatuas físicas u otros objetos materiales. En el Renacimiento, autores como Giordano Bruno y Pico della Mirandola, cultivaron el estudio de la astrología, aunque el último se centró en la astrología matemática o especulativa. Se creía en aquella época, que la conjunción astrológica era determinante del sino de toda persona, y que tal inevitable desenlace podía alterarse por intermediación del curso del ejercicio de la magia. Todo ese legado gnóstico; en virtud del cual se exalta el culto de la libertad humana y se invoca la transformación de la persona, con el premeditado fin de lograr metamorfosearla hasta erigirla y convertirla en un Dios; atesora la modernidad y la cultura sumergida en el culto a lo esotérico, la hechicería, el satanismo, la cábala, la ufología o el ocultismo.