martes, 4 de noviembre de 2025

León XIV


            Si bien pudiera ser considerado el Concilio Vaticano II como un instrumento del ala progresista de la alta curia filomasónica para promover los dictados del poder real, tal resolución no deja de estar sujeta a la interpretación de los especialistas en la materia. Hay quien inaugura bajo el papado de Juan XXIII el inicio de las tesis del globalismo introducido en el Vaticano, sujeto al posterior ejercicio del ecumenismo y la reivindicación de un gobierno de corte mundial, a lo que habría que añadir la promulgación de la nueva religión mundialista del cambio climático en la encíclica Laudato Si, o la llamada a la fraternidad universal por parte del mefistofélico papa Francisco en Fratelli tutti.

            Lo que antes, la infiltración en la Iglesia Católica, no era algo más que un secreto a voces, ahora se ha convertido en un acto público, de carácter abierto y nada discreto. El teatro ha dejado caer el telón de fondo y ha dejado al descubierto las consabidas bambalinas, para descubrirnos a un León XIV sometido al rezo público junto a su mentor, el rey Carlos III de Inglaterra, líder mundial de la masonería, supremo gobernador de la Iglesia anglicana y jefe de Estado de los países miembros de la Commonwealth.

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