Rockefeller, Ernst & Young,
Rothschild, Bank of America… se unen con el Vaticano por un «capitalismo
inclusivo». infovaticana.com
A
finales de la década de los años ochenta, un periodista improvisó en los
pasillos de la ONU, una entrevista a un embajador hispanoamericano. El
embajador, expresó ante la cámara su más sincera y sentida repulsa hacia la
total ausencia, por parte de las élites, de cualquier tipo de voluntad de
solucionar los problemas de la pobreza y, especialmente, del hambre en el mundo.
Apenas
unos años después, aparecieron en escena los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, así como la Agenda 2030, cuya pretensión no es otra que la de
erradicar la pobreza, alcanzar la igualdad de género y garantizar un medio
ambiente sostenible, entre otras metas.
Resulta
difícil pensar, que el cambio de paradigma de sustituir la maximización de la
cuenta de resultados por parte del 1% de la población mundial, por
objetivos tan altruistas, se haya debido a una aparición mariana. La audiencia de
hace apenas unos años del papa Francisco con representantes del Council for
Inclusive Capitalism que engloba, entre otros, a la Fundación Rockefeller, el Bank
of America, a Lynn Forester de Rothschild
o al presidente y director
ejecutivo global de EY, evapora toda posible intervención de índole sobrenatural
y de sobre intencionada motivación de corte buenista, e invita a descender al
terreno de lo estrictamente mundano, como es el ámbito económico y financiero.
La
élite mundial no tiene ninguna inquietud por erradicar la pobreza, como rezaba
el embajador ante la ONU, ni se prodiga bajo la excusa de cualquier otra buena
intención que pueda disfrazar bajo el prisma de los diferentes objetivos agendísticos.
El capitalismo hace tiempo que ha despertado al hecho de la limitación de su
propio crecimiento, y a la circunstancia de que ha chocado con los límites
finitos del planeta, lo que se traduce en que no hay recursos suficientes para mantener
un nivel de crecimiento y consumo similar al de las últimas décadas del pasado
siglo,
de modo que el capitalismo está simplemente mutando, como dice el experto
argentino Héctor Giuliano, en una transición hacia un capitalismo verde, integrado
en un sistema financiero cuántico basado en criptomonedas, y un sistema
productivo cada vez más robotizado y manejado por la inteligencia artificial.
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