“En un futuro
posnuclear, Max Rockatansky, un policía encargado de la vigilancia de una
autopista, tendrá que vérselas con unos criminales que actúan como vándalos,
sembrando el pánico por las carreteras. Cuando, durante una persecución, Max
acaba con Nightrider, el líder del violento grupo, el resto de la banda jura
vengar su muerte.” Filmaffinity.
La
práctica totalidad de países sumidos en la cuarentena, dieciséis millones de
demandas de empleo en EE.UU. en las últimas semanas y las largas colas frente a
las gasolineras, en una nación donde escasea la gasolina, presagian el
escenario nada menos que apocalíptico que anticipa Venezuela, a pesar de ser el
país fundador de la OPEP y una de las mayores reservas de petróleo del mundo.
La
imagen de un escenario, en la no futurista película sino precursora de la
realidad presente, donde la ley de la selva llega a convertirse en el modus
operandi de la cotidianeidad, vislumbra la posible antesala de conflictos sociales
generalizados de primer orden.
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