sábado, 5 de marzo de 2022

Balzac

 

   “La piel de zapa”, es una novela escrita en 1831 por Honoré de Balzac. Tras haber ejercido como periodista, el escritor francés reflexiona, en el convulso mundo que disecciona la realidad entre la tradición y el liberalismo, sobre la práctica de aquel.

   Como sabes muy bien, el poder se ha trasladado de las Tullerías a los periódicos. Pero hay algo que tal vez ignoras. El gobierno, es decir, la aristocracia del dinero y del talento, que se sirve actualmente de la patria, como antes el dinero de la monarquía, ha experimentado la necesidad de engañar al buen pueblo francés con palabras nuevas e idea rancias, ni más ni menos que los filósofos de todas las escuelas y los poderosos de todos los tiempos.

   En una palabra acaba de fundarse un periódico, pertrechado con doscientos o trescientos mil francos efectivos, con el objeto de hacer una oposición que calme a los descontentos, sin perjudicar al gobierno nacional del rey democrático.

   - ¡Sí señor! El gobierno de los tiempos actuales es el arte de hacer reinar a la opinión pública.

  - ¿La opinión? ¡Si es la más viciosa de todas las rameras! A dar oídos a las predicaciones moralizadoras de los que os consagráis a la política, habría que preferir vuestras leyes a la Naturaleza, la opinión a la conciencia. ¡Todo es verdad y todo es mentira!

   Ahora bien, como a nosotros, nos tiene tan sin cuidado la libertad como el despotismo, la religión como la incredulidad; como, para nosotros, la patria es una capital en la que las ideas se cambian y se venden a tanto la línea.

   …el periodismo es la religión de las sociedades modernas y una prueba patente de progreso.

   Ya en la obra de Balzac aparecen los elementos clave, como el dinero y la opinión pública, y su estrecha relación que conducirá inevitablemente a una consecuente visión del poder, sujeta a los nuevos dictados revolucionarios, auspiciados por el poder financiero.   

   - ¡Brindemos, pues por la imbecilidad del poder, que nos da tanto sobre los imbéciles! -propuso el banquero.

  -El inventor de las zanjas hubo de ser necesariamente un hombre débil, porque la sociedad no aprovecha más que a las gentes ruines.

   Nuestros trescientos burgueses, sentados en sus escaños, únicamente pensarán en plantar chopos.

   Como el poder carece ya de unidad, camina incesantemente hacia una disolución social, para la que no existe otro valladar que el interés, por consiguiente, no nos apoyamos en la religión ni en la fuerza material, sino en la inteligencia.

   Hoy se ridiculizan todos los poderes, y hasta es cosa corriente negar a Dios. Ya no existen creencias, y este siglo es como un sultán caduco, víctima de sus excesos.

  Pero lejos de abandonar una crítica a la práctica real de la labor informativa y del poder, Balzac añadirá las consecuencias sociales que tales vejaciones provocan en una sociedad contenida en el mero sentimiento material de la existencia, como es el nacimiento y la prevalencia frente a todo orden del individualismo, que el escritor francés cataloga como egoísmo y claro síntoma de identidad de la sociedad emergente.

   Situadas en los dos extremos del mundo moral, el salvaje y el pensador aborrecen igualmente la propiedad.

  …la libertad engendra la anarquía, la anarquía conduce al despotismo y el despotismo retrocede a la libertad.

   Cuando el despotismo está en las leyes, la libertad se alberga en las costumbres y viceversa.

  La consecuencia inmediata de una constitución es el desplazamiento de las inteligencias. Artes, ciencias, monumentos, todo lo devora un espantoso sentimiento de egoísmo, lepra de nuestra época.

 

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