“Quod mihi iudicatus es sestertium decem milia
quandoc non solvisti, ob eam rem ego tibi sestertium decem milium indicati
manum inicio”. Ley de las XII Tablas.
Las diferentes civilizaciones
paganas, precristianas, no se caracterizaron precisamente por el respeto a lo
que hoy llamaríamos los derechos humanos.
Si una mujer cometía adulterio bajo el Imperio Romano, el marido podía o bien
venderla en pública subasta, o condenarla a muerte bajo pena de lapidación. Sacrificios
humanos ofrecidos a los dioses, esclavitud y el poder de la fuerza como
argumento político, eran los rasgos característicos de los pueblos que
habitaron el mundo antiguo. Bien sea en el ámbito sumerio y egipcio, pasando
por el precolombino, las diferentes culturas se presentan hoy como modelos a
seguir, recreando un mundo que nunca existió, idealizado, como la Grecia
democrática y libre bajo la que se desarrolló la base de la ciencia, que el
imaginario ha mitificado, y que dista bastante de la realidad de una sociedad de
esclavos y élites.
Estamos sufriendo una involución
hacia el mundo antiguo, pagano, donde los clanes financieros y económicos de la
élite conforman las viejas oligarquías, y la sociedad se organiza en función de
la riqueza de los ciudadanos; al tiempo que empiezan unos a perder sus
derechos, como los viejos esclavos, mientras otros disfrutan de plena libertad.
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