jueves, 25 de diciembre de 2025

Agenda


   Si por algo se caracteriza la élite en el poder, es por su habilidad en el tiempo de ser capaz de agendar con proyección de futuro una ruta programática, cuyo objetivo no es otro que alcanzar determinados objetivos, entre los que se encuentra, por bajar al terreno de lo ejemplificante, la instauración de un gobierno mundial. A pesar de las múltiples fragmentaciones internas y la exposición al tránsito generacional, la élite tiene la habilidad de recoger el testigo de sus predecesores, para dar continuidad a sus planes de diseño de la arquitectura mundial, que no es otra que el llamado nuevo orden mundial.

  En clara y opuesta contraposición de caracteres, el resto de fuerzas antagónicas carece de una actividad organizada y orquestada en el tiempo, de forma que tan sólo se limitan a aportar una resistencia puntual, esporádica, descoordinada y en todo caso solitaria frente al soplo de los vientos de la modernidad y, todo eso, y en el mejor de los casos, cuando se da la circunstancia de poder exonerar cualquier tipo de inacción a partir de la pragmaticidad ejercida por el despertar frente a la aparente realidad. Identificar la Matrix, despertar a la falsa realidad impuesta y, reaccionar, es una condición necesaria pero no suficiente. A dicho despertar, debe añadirse una masa crítica impregnada de una fuerza reactiva, que sea capaz de desarrollar una agenda de acción inmediata, que determine el acontecer en una dirección diametralmente opuesta a la corriente establecida por el poder o, de lo contrario, la tiranía se extenderá en una provecta edad sin límites.

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