La adaptación escénica de Hamlet con la
calavera en la mano, no es fiel a la obra en sí. En la escena primera del acto
quinto, Hamlet se acerca a una tumba y pregunta al aldeano primero, ¿Quién es
el hombre para quien cavas?, sin saber que en realidad era la tumba de su amada
Ofelia. Antes de conocer que la calavera que tira por tierra el aldeano era de
Yorick, el Bufón del Rey, Hamlet proclama; Horacio, hace tres años que me vengo
fijando en esto: nuestra época se ha vuelto tan exquisita que la punta del pie
del campesino se acerca al talón del cortesano hasta despellejarle los
sabañones.
Será la escena primera del acto tercero, la
que inmortalice a Shakespeare en la voz de Hamlet, que ha planificado ya
teatralizar ante la presencia del Rey y su esposa, su madre, la obra del propio
crimen. El Rey manda secretamente llamar a Hamlet, con el fin de provocar un
encuentro de éste con Ofelia, para poder espiarlo junto al padre de aquella,
con la esperanza de poder encontrar la causa feliz de su locura. La Reina
abandona la escena, y Hamlet entra en ella exclamando; Ser; o no ser: ésta es
la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la
insultante Fortuna; o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y,
enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño,
decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que
son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir,
dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que
preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos
hayamos desenredado de este embrollo mortal. Ésa es la consideración que da tan
larga vida a la calamidad: pues ¿quién soportaría los latigazos y los insultos
del tiempo, el agravio del opresor, la burla del orgulloso, los espasmos del
amor despreciado, la tardanza de la justicia, la insolencia de los que mandan,
y las patadas que recibe de los indignos el mérito paciente, si él mismo
pudiera extender su documento liberatorio con un simple puñal?¿Quién aguantaría
cargas, gruñendo y sudando bajo una vida fatigosa, si no temiera algo después
de la muerte, el país sin descubrir, de cuyos confines no vuelve ningún
viajero, que desconcierta la voluntad, y nos hace soportar los males que
tenemos mejor que volar a otros de que no sabemos?
Antes de que entren Horacio, Bernardo y
Marcelo en la escena segunda del acto
primero, para decirle a Hamlet que han visto el espectro de su padre, el
Rey asesinado por su hermano Claudio, se lamenta ¡Qué fatigosas, rancias e
inútiles me parecen todas las costumbres de este mundo! ¡Qué asco me da! … Es
un jardín sin escardar, que crece para dar semilla: sólo lo poseen cosas
podridas y de naturaleza torpe. Claudio ha desposado a Gertrudis, la madre de
Hamlet, para convertirse en el nuevo Rey de Dinamarca. El espectro del Rey
asesinado se aparece a Hamlet, en la escena quinta del acto primero, para
contarle cuanto ha acontecido; Soy el espíritu de tu padre, condenado por
cierto plazo a andar de noche, y sujeto de día a ayunar en el fuego, hasta que
se quemen y purifiquen los turbios delitos que cometí en mis días naturales.
El mundo de Hamlet se derrumba. …ser
honrado, tal como va el mundo, es ser un hombre elegido entre dos mil.
Rosencranztz, ante la pregunta de Hamlet ¿Qué hay de nuevo? Irónicamente
responde; Nada, señor, sino que el mundo se ha vuelto honrado. Entonces,
continúa Hamlet, está cerca el día del Juicio; pero vuestras noticias no son
ciertas.