lunes, 8 de abril de 2019

Hamlet

   La adaptación escénica de Hamlet con la calavera en la mano, no es fiel a la obra en sí. En la escena primera del acto quinto, Hamlet se acerca a una tumba y pregunta al aldeano primero, ¿Quién es el hombre para quien cavas?, sin saber que en realidad era la tumba de su amada Ofelia. Antes de conocer que la calavera que tira por tierra el aldeano era de Yorick, el Bufón del Rey, Hamlet proclama; Horacio, hace tres años que me vengo fijando en esto: nuestra época se ha vuelto tan exquisita que la punta del pie del campesino se acerca al talón del cortesano hasta despellejarle los sabañones.
   Será la escena primera del acto tercero, la que inmortalice a Shakespeare en la voz de Hamlet, que ha planificado ya teatralizar ante la presencia del Rey y su esposa, su madre, la obra del propio crimen. El Rey manda secretamente llamar a Hamlet, con el fin de provocar un encuentro de éste con Ofelia, para poder espiarlo junto al padre de aquella, con la esperanza de poder encontrar la causa feliz de su locura. La Reina abandona la escena, y Hamlet entra en ella exclamando; Ser; o no ser: ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna; o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son herencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal. Ésa es la consideración que da tan larga vida a la calamidad: pues ¿quién soportaría los latigazos y los insultos del tiempo, el agravio del opresor, la burla del orgulloso, los espasmos del amor despreciado, la tardanza de la justicia, la insolencia de los que mandan, y las patadas que recibe de los indignos el mérito paciente, si él mismo pudiera extender su documento liberatorio con un simple puñal?¿Quién aguantaría cargas, gruñendo y sudando bajo una vida fatigosa, si no temiera algo después de la muerte, el país sin descubrir, de cuyos confines no vuelve ningún viajero, que desconcierta la voluntad, y nos hace soportar los males que tenemos mejor que volar a otros de que no sabemos?
   Antes de que entren Horacio, Bernardo y Marcelo en la escena segunda del acto  primero, para decirle a Hamlet que han visto el espectro de su padre, el Rey asesinado por su hermano Claudio, se lamenta ¡Qué fatigosas, rancias e inútiles me parecen todas las costumbres de este mundo! ¡Qué asco me da! … Es un jardín sin escardar, que crece para dar semilla: sólo lo poseen cosas podridas y de naturaleza torpe. Claudio ha desposado a Gertrudis, la madre de Hamlet, para convertirse en el nuevo Rey de Dinamarca. El espectro del Rey asesinado se aparece a Hamlet, en la escena quinta del acto primero, para contarle cuanto ha acontecido; Soy el espíritu de tu padre, condenado por cierto plazo a andar de noche, y sujeto de día a ayunar en el fuego, hasta que se quemen y purifiquen los turbios delitos que cometí en mis días naturales.
   El mundo de Hamlet se derrumba. …ser honrado, tal como va el mundo, es ser un hombre elegido entre dos mil. Rosencranztz, ante la pregunta de Hamlet ¿Qué hay de nuevo? Irónicamente responde; Nada, señor, sino que el mundo se ha vuelto honrado. Entonces, continúa Hamlet, está cerca el día del Juicio; pero vuestras noticias no son ciertas.
                                                
           

No hay comentarios:

Publicar un comentario