Ante la crisis, ya en Grecia, cabían dos
posturas posibles, el estoicismo y el escepticismo. Fuera la corriente
filosófica fundada por Zenón o la de los seguidores de Pirrón, cabía o concebir
la libertad, dentro de la aceptación del destino dado, o bien caer en la duda
sobre toda verdad. Dentro del principiarse frente a la realidad decadente, podríamos encuadrar a uno de los grandes
maestros de la literatura española y universal. Hablamos de Calderón de la
Barca, quien concebiría a las cosas del mundo como un engaño, humo, polvo,
sombra y viento. Buscó, sin embargo, una salida moral; si la vida es sueño,
habría que ordenar nuestros actos hacia el despertar de otra Vida, desembocando
en el absoluto moral.
El Soldado 1, en la escena III de la tercera
jornada explica a Segismundo; como el gran rey Basilio, temeroso que los cielos
cumplan un hado, que dice que ha de verse a tus pies puesto, vencido de ti,
pretende quitarte acción y derecho y dársela a Astolfo, duque de Moscovia.
Segismundo en la escena XIX de la segunda jornada se debate entre la realidad y
el sueño…pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la
experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y
gobernando; y este aplauso que recibe prestado, en el viento escribe, y en
cenizas le convierte la muerte…Sueña el rico en su riqueza que más cuidados le
ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a
medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende; y
en el mundo en conclusión todos sueñan lo que son.
Calderón abrirá la posterior diatriba oliveriana,
del gran Dickens, al debatir a Segismundo entre dos mundos, el de la naturaleza
y sus pasiones, y el imperativo de la
moral. Será Rosaura, la que salga en la vehemente defensa del honor.
En palabras de Eugenio Trías, a propósito de
la obra calderoniana,…abortos engendrados en alguna gruta, que es una “funesta
boca” dentro de la cual brama el “confuso abismo” de la noche…El mundo del
hombre es un “confuso laberinto” en el que con gran dificultad y esfuerzo puede
hallarse el hilo de Ariadna de la razón.
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