martes, 28 de enero de 2020

Paolo Borsellino – Giovanni Falcone


   Bajo el mandato de la presidencia de Kennedy, corría el rumor de que un sindicato de largo alcance, criminal, se extendía a lo largo del país bajo la sombra de su poder invisible. Fue Valachi, cuyo testimonio alumbraría la primera obra sobre la mafia, “The Valachi Papers”, quien delató la existencia y entramado del fenómeno.
   Tendríamos que avanzar más en el Siglo XX para llegar a Italia y, en concreto, a Giovanni Falcone, para levantar el oscuro velo sobre una organización que hasta entonces resultaba completamente desconocida. El debilitamiento del Estado y sus funciones sobre una sociedad lacrada por la miseria y el abandono, constituían a priori las referencias que el magistrado argüía para constatar la existencia de una realidad, ante todo social, que bañaba en sangre el sur del país y, por extensión, el resto del territorio italiano a medida que la organización tejía sus redes por todo el entresijo institucional, político y económico, hasta conformar una suerte de realidad tumoral dentro del propio Estado, cuyos beneficios contables podían competir con las entonces desmedidas deudas externas de algunos países.  

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