lunes, 6 de enero de 2020

España, futura colonia de China


   El Tao vence sin dar batalla, al menos eso reza el espíritu de las entrañas filosóficas y religiosas del Lejano Oriente. China ha decidido embarcarse en la mayor carrera armamentística de la Historia, para alcanzar la hegemonía militar mundial, después de permanecer anclada en la Edad Media hasta hace tan sólo unas décadas. Sin embargo, fiel al principio que ilustra su conciencia, ha preferido comprar literalmente el mundo. Berlín es la actual capital de España, hasta que Pequín ponga el dinero sobre la mesa.
   Después de la barra libre de hipotecas, préstamos personales y préstamos al consumo, que permitieron a los españoles alcanzar el grado de endeudamiento privado más alto de Europa, llegó la realidad. El motor de la economía española en las últimas décadas, ha sido el ladrillo. Miles de familias dejaron de trabajar, para dedicarse exclusivamente a la compraventa de viviendas. En España ha habido políticos, de todos los partidos, cuyo patrimonio inmobiliario personal ha alcanzado un número importante de inmuebles, e incluso los ha habido que han trasladado su domicilio a Canarias, porque los eurodiputados cobran complementos por kilometraje, y las islas son el punto más alejado de nuestra geografía, en línea recta, de Bruselas.
   Algunos directivos de la Banca española, cobran quinientas veces el salario mínimo interprofesional, disfrutan de sueldos astronómicos, vehículos de trescientos mil euros y jubilaciones blindadas.
   ¿Y qué hay de la Administración Pública? Despachos de cien y doscientos metros cuadrados, ascensores privados, lujo asiático en el mobiliario, asesores u olimpiadas de mariscadas a costa de los contribuyentes. Eso sin contar la multiplicación, como la de los panes y los peces, de las Administraciones Autonómicas y Locales, por todo el territorio nacional, y sus correspondientes miles de asesores y funcionarios nombrados a dedo o enchufados.
   A todo ello, tenemos que sumar que España es el cuarto país más endeudado de la OCDE, tanto en deuda privada, como pública. Que nuestro país es una potencia mundial, en cuanto a fraude fiscal se refiere, o que casi un millar de cargos políticos están salpicados por casos de corrupción. Si cualquier ciudadano crea una empresa y quiebra o entra en suspensión de pagos, deviene en concurso de acreedores y puede responder civil, penal o administrativamente. Si alguien hunde un país o la banca. ¿Quién responde? El trabajador y su familia, con sus limitados recursos, esfuerzo y sacrificio. 

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