El Tao vence sin dar batalla, al menos eso reza el
espíritu de las entrañas filosóficas y religiosas del Lejano Oriente. China ha
decidido embarcarse en la mayor carrera armamentística de la Historia, para
alcanzar la hegemonía militar mundial, después de permanecer anclada en la Edad
Media hasta hace tan sólo unas décadas. Sin embargo, fiel al principio que
ilustra su conciencia, ha preferido comprar literalmente el mundo. Berlín es la
actual capital de España, hasta que Pequín ponga el dinero sobre la mesa.
Después de la barra libre de hipotecas, préstamos
personales y préstamos al consumo, que permitieron a los españoles alcanzar el
grado de endeudamiento privado más alto de Europa, llegó la realidad. El motor
de la economía española en las últimas décadas, ha sido el ladrillo. Miles de
familias dejaron de trabajar, para dedicarse exclusivamente a la compraventa de
viviendas. En España ha habido políticos, de todos los partidos, cuyo
patrimonio inmobiliario personal ha alcanzado un número importante de inmuebles,
e incluso los ha habido que han trasladado su domicilio a Canarias, porque los
eurodiputados cobran complementos por kilometraje, y las islas son el punto más
alejado de nuestra geografía, en línea recta, de Bruselas.
Algunos directivos de la Banca española, cobran
quinientas veces el salario mínimo interprofesional, disfrutan de sueldos
astronómicos, vehículos de trescientos mil euros y jubilaciones blindadas.
¿Y qué hay de la
Administración Pública? Despachos de cien y doscientos metros cuadrados,
ascensores privados, lujo asiático en el mobiliario, asesores u olimpiadas de
mariscadas a costa de los contribuyentes. Eso sin contar la multiplicación,
como la de los panes y los peces, de las Administraciones Autonómicas y
Locales, por todo el territorio nacional, y sus correspondientes miles de
asesores y funcionarios nombrados a dedo o enchufados.
A todo ello, tenemos
que sumar que España es el cuarto país más endeudado de la OCDE, tanto en deuda
privada, como pública. Que nuestro país es una potencia mundial, en cuanto a
fraude fiscal se refiere, o que casi un millar de cargos políticos están salpicados
por casos de corrupción. Si cualquier ciudadano crea una empresa y quiebra o
entra en suspensión de pagos, deviene en concurso de acreedores y puede
responder civil, penal o administrativamente. Si alguien hunde un país o la
banca. ¿Quién responde? El trabajador y su familia, con sus limitados recursos,
esfuerzo y sacrificio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario