“El
palacete de los Urdangarin también se debería okupar”.
Ada Colau. (Fuente: elmundo.es).
Si primero fueron los pilotos de compañías aéreas los que
sufrieron las tenazas de la carga de los medios de comunicación, después le
llegaría el turno a los controladores aéreos, como antesala posterior de los
estibadores y, ahora, de los jugadores de fútbol. ¿Qué tiene que ver una pandemia
con la reducción de la ficha de los deportistas? Aparentemente nada, excepto
que comparten como común denominador, con las profesiones anteriormente señaladas,
el hecho de tener los salarios más altos.
De
igual forma, en absoluto parece guardar la crisis algún tipo de relación con la
prohibición de celebrar cultos religiosos, unida a otros ataques contra la
libre manifestación de las creencias religiosas, especialmente la católica. La
restricción de la libertad, en su manifestación libre de creencias o tenencia
de la propiedad privada, no es casual. Por ello, la imposición de impuestos a
las rentas más altas de la sociedad o la legalización del empadronamiento de
okupas, son la manifestación del continuo ataque contra la propiedad privada y
la libertad del individuo, que no son sino los pilares sobre los que se asienta
la civilización que se pretende destruir, para levantar un nuevo paradigma de
sometimiento y control.
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