martes, 12 de mayo de 2020

Propiedad privada


   “El palacete de los Urdangarin también se debería okupar”. Ada Colau. (Fuente: elmundo.es).

   Si primero fueron los pilotos de compañías aéreas los que sufrieron las tenazas de la carga de los medios de comunicación, después le llegaría el turno a los controladores aéreos, como antesala posterior de los estibadores y, ahora, de los jugadores de fútbol. ¿Qué tiene que ver una pandemia con la reducción de la ficha de los deportistas? Aparentemente nada, excepto que comparten como común denominador, con las profesiones anteriormente señaladas, el hecho de tener los salarios más altos.
   De igual forma, en absoluto parece guardar la crisis algún tipo de relación con la prohibición de celebrar cultos religiosos, unida a otros ataques contra la libre manifestación de las creencias religiosas, especialmente la católica. La restricción de la libertad, en su manifestación libre de creencias o tenencia de la propiedad privada, no es casual. Por ello, la imposición de impuestos a las rentas más altas de la sociedad o la legalización del empadronamiento de okupas, son la manifestación del continuo ataque contra la propiedad privada y la libertad del individuo, que no son sino los pilares sobre los que se asienta la civilización que se pretende destruir, para levantar un nuevo paradigma de sometimiento y control.  

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