Si hay una palabra asociada a Ana
María Lajusticia, es el magnesio. La industrialización de la agricultura, unida
a los monocultivos, los pesticidas y los agroquímicos, constituye uno de los
mayores atentados contra el medio ambiente, la degradación del planeta, la
destrucción del medio de vida tradicional de los pequeños agricultores y la
salud en general de los consumidores finales de los productos agrícolas que
ofrece el mercado. Precisamente, quienes enarbolan la bandera de la emergencia
climática, son los responsables de tal crimen.
Los monocultivos generan plagas y agotan los recursos del
suelo, empobreciéndolo. Los pesticidas para erradicar las primeras, y los
abonos faltos de nutrientes como consecuencia de lo segundo, generan alimentos
artificialmente cultivados y carentes de los elementos que constituyen una
dieta sana en minerales, vitaminas, aminoácidos esenciales, etc. Fue Lajusticia
quien alertó de la falta de magnesio asociada a la agricultura moderna, y la
necesidad de su recuperación para una comida saludable.
En
su obra, “The One-Straw Revolution: An Introduction to Natural Farming”, Fukuoka
propone no una agricultura alternativa, sino la visión del futuro traída al
presente, un medio de producción agrícola sin pesticidas, herbicidas o
químicos. Los resultados de su labor, sin tales elementos, pueden competir en rendimiento,
en igualdad de condiciones, con la agricultura industrial. La permacultura, no
sólo no degrada el planeta, sino que genera un medio de vida sustentable,
ahorra energía, permite la recuperación de la vida tradicional, devuelve a la
persona a su medio natural, crea comunidades y fomenta el ocio que puede ser
empleado en la profundización del conocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario