“La
aplicación de la doctrina Monroe y el destino manifiesto, (Dios había
predestinado a Estados Unidos para dominar el mundo y calificar a los países de
Latinoamérica como su patio trasero), era completamente lógica y Estados Unidos
se creía con el derecho de invadir a cualquier país de América Latina”. Rafael
Luis Gumucio Rivas.
Siguiendo el análisis de diferentes autores, entre los
que se encuentra el profesor Alfredo Jalife-Rahme o el teólogo y escritor José Alberto
Villasana, el tándem formado por una élite, por un lado de origen protestante calvinista,
y por otro de naturaleza sionista, ligada al mundo de las finanzas, representativa
de la Declaración Balfour, y, en base a
la idea de Leo Strauss al considerar a las élites como el elemento necesario
de dominación mundial, unida a la doctrina del Destino Manifiesto y, sumando a
todo ello el elemento hegeliano, los estrausianos utilizan los conceptos de
tesis, antítesis y síntesis para crear primero un problema con el fin de
plantear la solución después, solución que en nuestros días no es otra que el
llamado Nuevo Orden Mundial, como apelativo significativo de un Gobierno único
de alcance planetario, mediante el uso previo de la fuerza constante, como
elemento impulsor de la construcción de la nueva arquitectura geopolítica.
Frente al lado occidental del mundo y su trasfondo ideológico, se sitúan en sentido antagónico, en este caso de la mano de las grandes potencias, antiguamente comunistas, hoy capitalistas y con vocación de imperio, una Rusia y China enfrentadas diametralmente a los EE.UU., provocando que la paz mundial se cierna como un espejismo con vocación de futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario