La Economía mundial está en manos de apenas un puñado de empresas que lo controlan todo. Hablamos de un reducido número de multinacionales que tienen el poder sobre lo que comemos, la luz que consumimos, el dinero que utilizamos, el acceso a los fármacos, y un largo etcétera.
El plano político ha quedado difuminado, junto a las instituciones, frente al poder real de quienes dominan el planeta. El Derecho ha dejado de ser un ordenamiento bajo el que se regula la sociedad, para quedar reducido a un mero instrumento, al tiempo que la Economía ha visto disociar la técnica de la moral.
Las grandes multinacionales han pasado de tener un peso específico del 10% sobre la OCDE, a controlar directamente el 30% de la economía mundial.
Estamos ante la era de los grandes dinosaurios, que tienen todavía un margen por delante del 70% de la economía mundial virgen. Las consecuencias están siendo demoledoras para la población y, especialmente, la clase media. Sin embargo, frente al futuro ejemplificado por la película “Elysium”, se abre alguna opción de esperanza ante el oscuro devenir de la humanidad, representada por el afortunado precedente marcado por el fin de la Era de los Dinosaurios de carne y hueso, dada por la propia ley de la naturaleza, una vez agotados los recursos que los sostenían con vida.
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