miércoles, 18 de marzo de 2020

Cine


   “-Cuando un bosque crece salvaje el fuego purgador es inevitable y natural. Mañana el mundo contemplará aterrado la destrucción de una gran ciudad. Esta vez el retorno a la armonía es inevitable, créeme-.
   -¿Habíais atacado Gotham antes?-.
  -Por supuesto. Con los años nuestras armas se han vuelto más sofisticadas. Con Gotham empleamos una nueva, la Economía-“.  (Batman Begins).

   Los cómics de superhéroes se vendían hace unas décadas en quioscos y tiendas especializadas, al tiempo que las versiones cinematográficas se sucedían a lo largo de sagas y trilogías. La trama argumental de aquellos difiere, en parte, de lo llevado a la gran pantalla, al menos si se sabe leer entre líneas.
   La industria cinematográfica, se nutre de los mismos fondos que atesoran los grandes medios de comunicación de masas. La utilización del ocio empleado como instrumento de propaganda, cuya pretensión no está lejos de la ingeniería social aprovechando el entretenimiento, es una de las principales fuentes de ingresos. No en vano, toda una encíclica Vigilanti Cura, fue dedicada al cine.

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