sábado, 14 de marzo de 2020

Dignidad


   Las categorías ideológicas que determinan el uso de términos como derecha e izquierda no son de utilidad, si en parámetros de evolución social hablamos. Sin propiedad privada, no puede haber libertad, y ésta no es concebible sin la dignidad inherente a toda persona humana. Que a estas alturas exista un ser humano sin acceso a la educación, a la sanidad, justicia o aquellos servicios mínimos indispensables para que su vida pueda desarrollarse, como disponer de una vivienda o los instrumentos necesarios para desenvolverse socialmente, no es ya una reivindicación necesaria de ningún tipo, sino una cuestión de injusticia social consentida.
   Podrá debatirse sobre la mejor manera de gestionar el ámbito público o privado, y las relaciones entre ambas esferas, pero sin poner en duda que la persona no puede ser desposeía de todo lo necesario para que pueda servirse de su dignidad y de la libertad necesaria para ejercerla, y que aquella no es rectora de ningún parámetro económico o que ésta no debe estar supeditada al beneficio de cualquier cuenta de resultados, sino al servicio de la comunidad en su más amplio sentido.

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