Las
categorías ideológicas que determinan el uso de términos como derecha e izquierda no son de utilidad,
si en parámetros de evolución social hablamos. Sin propiedad privada, no puede
haber libertad, y ésta no es concebible sin la dignidad inherente a toda
persona humana. Que a estas alturas exista un ser humano sin acceso a la
educación, a la sanidad, justicia o aquellos servicios mínimos indispensables
para que su vida pueda desarrollarse, como disponer de una vivienda o los
instrumentos necesarios para desenvolverse socialmente, no es ya una
reivindicación necesaria de ningún tipo, sino una cuestión de injusticia social
consentida.
Podrá debatirse sobre la mejor
manera de gestionar el ámbito público o privado, y las relaciones entre ambas
esferas, pero sin poner en duda que la persona no puede ser desposeía de todo
lo necesario para que pueda servirse de su dignidad y de la libertad necesaria
para ejercerla, y que aquella no es rectora de ningún parámetro económico o que
ésta no debe estar supeditada al beneficio de cualquier cuenta de resultados,
sino al servicio de la comunidad en su más amplio sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario