Mitch McDeere (Tom Cruise), un joven y brillante abogado
recién salido de la facultad de Harvard, se deja seducir por las promesas y
regalos de un prestigioso bufete de abogados de Memphis. Sin embargo, muy
pronto tendrá razones para empezar a sospechar que algo extraño está sucediendo
en la poderosa empresa.
(Filmaffinity).
En
1993, cuando nadie hablaba de crisis global y a la corrupción se la denominaba
ingeniería fiscal, Sydney Pollack dirigió la adaptación cinematográfica de una
novela de John Grisham, película traducida al español como “La tapadera”. Narra la acción de un despacho de abogados,
encargado de fundar sociedades en paraísos fiscales, con el fin de lograr para
sus clientes; dedicados al blanqueo de capitales y otros asuntos relacionados
con el mundo del hampa o, asuntos legales; no pagar impuestos. Todo ello,
dentro de la más estricta legalidad, cuyo religioso respeto supone el cortafuegos
imprescindible para mantener a raya y alejado, al fisco. Cuando los abogados se
encuentran en las islas Cayman, el guion de la película ofrece una conversación
que describe “Los papeles de Panamá”
y la realidad del sistema corrupto actual imperante;
-Ser abogado fiscal no
tiene nada que ver con la Ley. Es un juego. Enseñamos a jugar a los ricos, para
que sigan siéndolo y Hacienda sigue cambiando las normas para que nos
enriquezcamos enseñándoles-.
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