La sola distribución de una vivienda; orientada según el
aprovechamiento de la luz solar; su construcción adecuada al terreno, el uso de
materiales apropiados y la instrumentalización de la arquitectura, como una
herramienta de edificación al servicio del entorno y la naturaleza; harían de
las ciudades o pueblos, núcleos de población no contaminados y ahorradores de
energía, mediante el uso de energías renovables.
De camino hacia el siglo XXII, el aprovechamiento de todo
el territorio, la utilización de recursos naturales no contaminantes y el
desarrollo sostenible de los núcleos urbanos, serán esenciales para albergar la
cada vez más creciente población, por lo que será imperativo dejar de acumular
los centros de producción en las grandes ciudades, al igual que los grandes centros
hospitalarios, los parques tecnológicos o los polígonos industriales, que deberían
diversificarse por todo el territorio para desahogar las cada vez más
masificadas urbes.
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