Aunque probablemente se pierdan en
la noche de los tiempos las técnicas maquiavélicas del poder; fueron los nazis
quienes inventaron de manera radicalmente formal, la política moderna. Durante
el Proceso de Núremberg, alguien le preguntó a Hermann Göring si había sido el
autor material del incendio del Reichstag. Una lacónica respuesta, escurría el
bulto ante la inquisición. Un comunista fue ejecutado, como autor de aquel, a
la par que Hitler concentraba en sus manos todo el poder de Alemania.
Desde entonces, se ha recurrido a la
necesidad de recortar o abolir derechos fundamentales para garantizar la
seguridad del Estado; o se ha recorrido el tránsito de la república al
totalitarismo, con la excusa de un crimen perpetrado por quienes acusan al
enemigo de haberlo cometido.
En nuestros días, constituye la
forma de crear un casus belli,
justificar intervenciones militares o la simple forma de hacer política
internacional; es decir, agredir, y acusar a la víctima de ser el agresor, para
justificar intervenir o seguir haciéndolo.
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