lunes, 9 de marzo de 2020

Coronavirus


   El pasado mes de enero, tuvo lugar el asesinato en el aeropuerto internacional de Bagdad, del general iraní Qasem Soleimani. El hecho de que la autoría haya sido defendida por el presidente norteamericano, ha provocado una respuesta inmediata del país persa, bajo un ataque a varias bases de los Estados Unidos situadas en suelo iraquí. Por si fuera poco, Irán ha amenazado con el cierre del Estrecho de Ormuz, por el que pasa casi la mitad del crudo y, por tanto, de la energía mundial. La gravedad, no sólo se ha manifestado en el desplome como respuesta de las Bolsas mundiales, sino en la intensificación de la inestabilidad en Oriente Medio. El planeta entero, se ha puesto contra las cuerdas ante la amenaza real de una guerra de aniquilación entre las grandes superpotencias. Rusia respalda a Irán en consonancia sinérgica con China, su aliada natural, en confrontación con EE.UU. Mientras el coronavirus atenaza a la opinión pública, sea como simple estrategia o amenaza real, lo cierto es que la magnitud de la crisis de Medio Oriente es a todas luces un acontecimiento de primera magnitud, que ya ha abierto una clara guerra por el petróleo, a la espera de que pueda agravarse la situación.

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