Si bien y, en apariencia, pudiera parecer que el sistema
bajo el cual vivimos ha entrado en un cierto grado de contradicción, lo cierto
es que en mitad de la actual guerra económica entre las grandes potencias, y
las medidas globalistas vs proteccionistas, conviven la desregulación que
libera la economía para las grandes corporaciones, que apenas pagan impuestos,
al tiempo que se precarizan las condiciones laborales del mercado de trabajo, y
aumenta para la población en su conjunto el hecho de tener que pagar por todo.
El castigo del ahorro a base de comisiones por parte de las entidades
bancarias, se acompaña por el constante aumento de impuestos que no hace sino
menoscabar la propiedad privada de los ciudadanos, al tener que pagar por la
vivienda que habitan, el vehículo que conducen o la energía que inevitablemente
consumen. En este escenario, en el que unos pocos juegan en las grandes ligas,
mientras la mayoría se limita a sobrevivir, la brecha entre ricos y pobres
aumenta al mismo ritmo que se precariza la sociedad y se desvanecen los
derechos sociales. Mientras los grandes actores económicos escapan cada vez más
a la vigilancia de los Estados en proceso de disolución, aumenta el control de
todo tipo sobre la sociedad. Caminamos hacia una economía en la que está
desapareciendo la propiedad privada, y en la que cada vez más hay que pagar por
lo más básico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario